¿Sabían qué hay una explicación biológica a la siesta? Si tienes una comida copiosa, la sangre desciende del sistema nervioso al sistema digestivo y produce somnolencia. De manera similar a como se desenvolvieron la mayoría de los nuestros en Mallorca. Ausentes, pesados, despistados. Incluso alguno lo hizo como mandaba Camilo José Cela que debía hacerse: “con pijama, Padrenuestro y orinal”.
Diego López por Joan García y mismo resultado que en liga. Las espaldas del gallego soportan una derrota que habría crucificado aún más al joven cancerbero.
Se podía dormir más tranquilo con el retorno de Óscar Gil, pero el ilicitano no pasó nunca de la línea del medio campo.
Los que se quedaron sin conciliar el sueño durante la sobremesa fueron los centrales: Sergi Gómez y Cabrera firmaban las acciones más destacadas, mala señal en un partido de cara o cruz.
El que despertó de la pesadilla con expulsión fue Adrià Pedrosa, que jugó sin complejos en la primera y se desvaneció en la segunda.
Keidi Bare fue de los pocos que no tenía intención de echarse una cabezadita, tratando de imprimir vértigo, en un esquema de dos centrocampistas que nos aleja del paraíso.
A toro pasado fue prematuro sacar de la cama a Sergi Darder, convaleciente y sin fuerzas.
El que durmió profundamente fue Aleix Vidal, que se movía por todas las zonas como el sonámbulo que no sabe lo que le pasa.
Si alguien hizo un descanso reparador fue Puado y no duró más de 20 minutos, que es lo que mandan lo cánones, de la siesta y del fútbol.
A los 20 segundos, Dimata se tiró a la cama; perdón, al suelo. Nada más que añadir, señoría.
Cerré los ojos varías veces porque no quería seguir viendo el desempeño de un delantero de 22 millones de euros, pero cuando los abría, RDT seguía igual.
Vicente Moreno hizo como hacía Churchill, descansar para atacar y entró un Óscar Melendo despierto y marcado a palos sin pudor; Manu Morlanes que se veía igual de solo que el albanés; Loren para insistir en el esquema que se nos atraganta y Wu Lei, que va camino de darle nombre propio a sus fallos en el remate.
Partido que nos deja la moral de ‘Copa caida’. Han desaparecido los centrocampistas de las alineaciones y se juega a que no pase nada. Comienzan a sonar campanas de disgusto entre la afición. Por menos se llenaban los campos de almohadillas y las gradas de pañuelos. Ya solo queda la liga y no vale dormirse. Las derrotas son inoportunas y siempre llegan puntuales. ¡Despierten!