De la manera en la que sigue vivo el Leganés, ha bajado el Mallorca y del modo en que lo hace el Espanyol extraigo una lectura clarísima: es una cuestión de carácter, raza y estilo de los jugadores de cada una de las plantillas. Es evidente que la del Espanyol es mejor que la de sus dos compañeros de viaje al infierno, de más calidad, enormemente más cara. Pero no tiene el espíritu que hay que tener para batallar en la quema, en la zona en la que nadie se quiere ver. Desde la jornada 1 estuvo el Espanyol metido en problemas. Ya en aquel estreno ante el Sevilla, después de un verano pleno de competición europea, se vio que este vestuario (entonces de Gallego y después de un puñado más de técnicos) estaba sufriendo y temía vivir un infierno. Las caras eran, más que nunca, el espejo de alma de unos futbolistas de una pasta no hecha para esta clase de dramas. Y 37 jornadas después, sin haber salido ni un solo día del hoyo, la plantilla está a 72 horas de vivir una remodelación que debe ser histórica.
Desde el próximo lunes, el Espanyol tiene que, y lo hará, acelerar para anunciar qué será del club en esta nueva vida. El entrenador se llama Vicente Moreno. Un desliz, diría que producido desde la isla, destapó el nombre del valenciano como inquilino del banquillo más caliente del año. A Vicente, que fue compañero de Víctor Sánchez en el Xerez, se le alaba el gusto de haber subido dos veces seguidas con el Mallorca y de haberle hecho competir hasta el último día. Es un buen inicio. Gusta Moreno al perico en general. De todos modos, intuyo que lo mejor va a ser que el entrenador tenga el poder y el acierto para decidir cómo y de qué manera rehacer una plantilla al que hay que darle la vuelta como un calcetín. Se vienen 30 movimientos de mercado. Y si ha quedado claro que este tipo de vestuario no ha podido convivir con la angustia del descenso durante todo un año, lo que tiene que fichar el Espanyol es un grupo muy numeroso de jugadores que sepan en qué categoría van a competir y qué escudo van a defender. A la incomodidad deportiva que supone tanta cambio le añadimos el componente económico. En las manos de Josep Maria Duran está liderar una ‘limpieza de fichas’ inasumibles en Segunda (y en Primera). Y a todos estas, las manijas del reloj, la prisa por hacer todo este trabajazo a tiempo para que la temporada arranque como debe. Va a ser el triple salto mortal. Que tengan suerte todos.