El Espanyol entró en el Bernabéu con la misma disposición táctica con la que encaró el encuentro dos jornadas atrás contra el Atlético también en Madrid, un 1-5-3-2 que pareció tener el mismo efecto positivo que tuvo contra los colchoneros en los primeros compases del partido pero que fue tan solo un breve espejismo que se fue difuminando con el transcurso de los minutos.
El Espanyol dejó claro muy pronto que independientemente del planteamiento táctico, del sistema, de la idea de juego o del plan de partido hacen falta muchas otras cosas de las que este equipo carece desde hace un tiempo y que son indispensables para competir dignamente cualquier partido en la élite. Y es que hay datos que son bastante reveladores y que señalan algunos de los males de este equipo tanto a nivel individual como colectivo. El Espanyol perdió por 4-0 y no recibió ninguna tarjeta amarilla a lo largo del encuentro. Y si a eso le añadimos que el Real Madrid realizó casi el doble de faltas durante los 90 minutos, denota por parte del equipo perico una falta de agresividad en los duelos, de orgullo, de determinación en lances defensivos y de apatía general que se traducen en jugadas como la del primer gol donde las facilidades concedidas y la sensación de blandura mostrada fueron un claro ejemplo de lo que fue el Espanyol.
Siempre he creído que Yangel Herrera ha sido un jugador con mucho más nombre que rendimiento en el Espanyol. Muy pocas veces he visto una exhibición realmente destacada del venezolano, su rendimiento ha sido irregular y por debajo de las grandes expectativas que creó su incorporación y el impacto mediático que tuvo su contratación en forma de cesión. Y no me gustaría ser oportunista, pero la forma en cómo pierde el balón previo al segundo gol merengue y la zona donde lo pierde son reflejo de que Yangel no está al cien por cien mentalmente en el partido como no lo ha estado en algunos otros encuentros.
Hay otro dato a tener en cuenta en el partido. Vicente Moreno tomó la decisión de sustituir a RDT en el minuto 65. Poco antes de la sustitución, RDT pierde un balón que provoca un contraataque en superioridad numérica del Madrid y el 3-0 en el marcador; el lenguaje corporal del jugador tras esa pérdida y el gesto de apatía mostrado caminando por el campo y desentendiéndose de la jugada por completo son injustificables. Y no es la primera vez que RDT tiene este tipo de reacciones que transmiten unas malas vibraciones que no ayudan en nada al equipo.
Aunque el dato más importante de todos es, sin duda alguna, el número de puntos necesarios para certificar la permanencia. El Espanyol debe conseguir cuanto antes una victoria y lograr matemáticamente lo que se da por hecho de forma virtual. Luego sería bueno que el club analizase con frialdad y sin sentimentalismos algunos datos y empezase a tomar decisiones para crear un Espanyol con nuevos bríos que ilusione y que cree sentimiento de pertenencia.