Corría la temporada 2016 cuando Joan Collet explotó contra los agravios mediáticos que sufría el RCD Espanyol, acuñando aquella expresión que hoy, 5 años después, lamentablemente sigue siendo válida: El Nacional Barcelonismo.
El Espanyol de Galca había hecho un partidazo en Cornellà, ridiculizando al Barcelona de Luis Enrique en muchas fases del encuentro. Los blanquiazules, empujados por una grada tan apasionada como respetuosa, dieron un recital de amor propio firmando un partido intenso, disputado y plantándole cara al rival en todo momento. Los medios de comunicación al servicio del FCB lanzaron toda su artillería para justificar un 0-0 que no aceptaban, acusando falsamente de “violentos” a los jugadores del RCDE e inventando unos “gritos racistas contra Neymar” que solo existieron en su enferma mente. Tardó poco en responder Collet y, aprovechando un acto de la FCPE, se despachó a gusto. “Es una vergüenza que los de siempre enciendan la maquinaria nacional barcelonista”, “que busquen otros argumentos y nos dejen en paz”, “la afición estuvo ejemplar”, estalló el entonces presidente blanquiazul.
Las ofensas al RCD Espanyol se siguen sucediendo. Esta semana hemos asistido a una vergüenza aún mayor protagonizada por la Generalitat de Catalunya, pretendiendo vacunar solo a los jugadores del Barça y olvidando al resto.
No es la primera vez que la Generalitat, una institución pública a servicio de todos los catalanes, o eso es lo que nos dicen, falta al respeto a un club histórico catalán como el Espanyol de Barcelona, cuyo gran pecado es tener una afición que se rebela contra las injusticias y no calla cuando sus derechos son vulnerados. Recuerdo la campaña de Turismo de la Generalitat donde inicialmente se excluía al Espanyol y acabaron rectificando con aquel documental donde Mr. Chen promocionaba Montserrat. Pero, en este caso, rectificar no es de sabios, sino de necios. Las meteduras de pata, intencionadas o no, de organismos oficiales catalanes son constantes y las posteriores rectificaciones, hipócritas. Si los rectores de la Generalitat nos excluyen malintencionadamente, mal. Si, simplemente se olvidan de que hay vida más allá del Barça, peor.
El Espanyol no puede dejar pasar ni una. José Mª Durán, su Consejero Delegado, debe aparcar su expresión de monaguillo bueno que acepta que le azoten, pero suplica que le peguen menos y entender que dar un golpe en la mesa para defender al RCDE no es hacer populismo, sino justicia. Nunca he negado que echo de menos a Joan Collet, o a alguien de sus características, capaz de defender al Espanyol de este asfixiante Nacional Barcelonismo político y deportivo catalán, con el que los pericos no vamos a comulgar jamás.
No pretendemos gustar a nadie. Simplemente exigimos respeto. Si la Generalitat no lo entiende, deberemos recordárselo más a menudo.