Era una semana complicada. Parecía ser una semana que iba a determinar el futuro del entrenador debido a todas las dudas despertadas, pero el equipo empezó encerrándose en el vestuario para hablar y poner los puntos sobre las íes para salir de la situación generada. En Balaídos vimos la mejor primera parte de este curso. La charla surtió efecto y el equipo salió reforzado para encarar la segunda con garantías. Así fue, el gol de Pedrosa nos daba la recompensa. El equipo crecía pero nacieron los miedos en el entrenador. Empezaron las sustituciones y tiró al equipo atrás. Solo defender e intentar matar a la contra. En una de ellas casi metimos el segundo, pero el juego de los cambios nos quitó la posibilidad de seguir a la contra para encerrarle atrás. El dicho es claro ‘Tanto va el cántaro a la fuente…’. En el último suspiro el Celta empató y el equipo no obtuvo el premio de la victoria. No fue un gran partido pero veníamos de tan abajo que nos pareció un haz de luz en la oscuridad.
El partido del Valladolid era el termómetro. Si lo visto en Vigo era real o no, y salió cruz. El Valladolid nos dominó, creó muchas ocasiones de peligro y en algunos momentos nos ganó en posesión. No marcamos y recibimos tres goles aunque uno en fuera de juego. Esto no funciona. Cada día es peor. El equipo juega muy mal.
La vida de entrenador es muy dura. Sobre todo al principio de temporada. Cada técnico tiene dos semanas de margen para convencer a los jugadores, que con los entrenamientos ellos mejorarán psíquicamente, físicamente y técnicamente. Más tarde convencerles que tácticamente es lo mejor para hacer una gran temporada. Gallego no ha convencido, por desgracia. No toda la culpa es suya. También es culpa mía y tuya, de todos. Todos queríamos a Gallego de entrenador. Cuando se barajaban diferentes nombres todos apostamos por él, incluso la dirección deportiva. La vida puede ser maravillosa, pero ahora no lo es. Urge un cambio, de actitud, de táctica o de entrenador, pero los números hablan por sí solos. Decidan lo que quieran, pero hagan algo en alguna dirección. No podemos esconder la cabeza.
Jugadores que eran vitales ahora no juegan y cuando lo hacen, desaparecen. Hemos pasado una temporada larga disfrutando de tranquilidad, pero ahora nos acordamos del pasado como si fuera una pesadilla. En siete jornadas hemos pasado de ilusionarnos con la Europa League a temer por nuestro futuro en la liga.
Esta semana es terrible. Viaje largo a Moscú para jugar el jueves y domingo a Mallorca. Si creemos que lo sucedido hasta ahora es lo peor, recuerden que la vida siempre te puede empujar más al fondo. Lo digo más que nada para que a los aficionados no nos dé algo.