Qué forma de sufrir! Pero esto es el Espanyol señoras y señores, tanto para lo bueno como para lo malo, no traten de entenderlo. Lágrimas de alegría y piel de gallina con el silbido final, en el campo y en la grada. Alivio. Orgullo y mucho espanyolismo. Amor y fe hacia unos colores. Triunfo de los que siempre serán recordados por el cómo y el cuándo más que por su trascendencia real. Y un buen resfriado para más de uno. Tres punto vitales en un día que sirve para cerciorarse de que tanto este equipo como su gente está muy vivo. Y que solo así se logrará salir del pozo. Juntos. Pero desgraciadamente sufriendo, ya lo vieron. Nunca nada es perfecto. Y muestra de ello fueron los resultados que lograron los rivales directos. Pese a ello, el Espanyol cumplió, que es de lo que a día de hoy debe preocuparse. Del resto, ya veremos al final.
Épico desplazamiento y épico triunfo del Espanyol ante el Villarreal. La hinchada blanquiazul desafió el frío y a la lluvia, mientras que el equipo hizo lo propio pero en su caso también haciendo frente al VAR, que solo parece funcionar bien con determinados equipos, a González Fuertes, que no acertó en ninguna decisión, y como consecuencia de ello también hubo que remar con uno menos desde el minuto 61 por la expulsión de Javi López y apretar los dientes tras el penalti que transformó Cazorla. Lo tenía todo en contra el Espanyol, menos el marcador y, pese a jugar fuera, el aliento de su afición repartida por todo el campo. Parecía en muchos momentos que era el cuadro perico el que jugaba en casa. ¡Espectacular! Lo de este equipo y esta afición sí que es fe. ¡Hasta David Gallego se sumó a la caravana! Una caravana de Primera, por mucho que ayer algunos se empeñaran en lo contrario. Una caravana de grandes y pequeños -hay futuro-. Una caravana que desde primera hora de la mañana tiñó las carreteras, las áreas de servicio y las carreteras de blanquiazul. ¡Qué gozada! Hermandad, cánticos, banderas, bufandas, los cláxons sonando, pericos saludando a través del cristal… Improvisados cánticos en la espera de un peaje, cosas de pericos. De valientes que recorrieron 300 kilómetros para arropar a su equipo.
RDT y su aura
En el ámbito de la parapsicología, el aura se concibe como un campo energético de radiación luminosa multicolor que rodearía a las personas o a los objetos como un halo. Y la del flamante fichaje perico brilla y mucho. Lo suyo sí que es determinación. RDT es gol y esperanza. Es ese tiburón del área que huele la sangre y que no perdona. Es esa pieza clave que hace que el resto del engranaje funcione. Como también lo son futbolistas como Calleri, que está llamado a ser su gran aliado y el jugador del equipo que lleve por bandera la lucha y el trabajo en pro del equipo, o bien un David López y un Darder que mueven la sala de máquinas. Todos ellos, piezas nuevas y relucientes gracias a la ‘mano’ de Abelardo, que se nota desde el primer día. No hay dudas, el Espanyol es otro desde su llegada. Señoras y señores, esto promete y mucho. Lo volvió a gritar la hinchada, ¡sí se puede! ¡Vaya si se puede! Qué mayor demostración que la de ayer. Que ni con un robo clamoroso el equipo hincó la rodilla y claudicó. Contra viento y marea acabaron en pie y con las reservas anímicas a rebosar. Y lo más importante, habiéndose ganado, todavía más, a su afición, para la que toda la expedición del primer equipo solo tuvo palabras de agradecimiento. “No les hemos dado nada, mira que primera vuelta. Y esto es lo que nos dan’”, decía un emocionado David López. Esta es la afición del Espanyol amigo, la que siempre está ahí y nunca desiste, la que siempre ha hecho grande a esta entidad, la que ha vuelto a demostrar que este sentimiento está por encima de todo. Así que, como les decía de inicio, no traten de entenderlo. Súmense y vívanlo. El Espanyol engancha. Aquí nadie se rinde.