Si hay un valor que debe atribuirse al Espanyol, este es el de la defensa de la diversidad
Característica propia
Después de muchas pretemporadas vividas y sufridas, llego a una conclusión: son una mentira. El objetivo primordial que debiera de haber, aparte del obvio de ponerse en forma, es el de no lesionarse. Un corte en la preparación física al inicio te supone perder demasiada comba con los compañeros e ir arrastrando un déficit gran parte de la temporada. Más vale parar un par de días cuando notas una sobrecarga, que acabarse de romper y estar en el dique seco una buena parte de la temporada. Son pecados de juventud que suelen darse por el excesivo ímpetu de los más jóvenes.
“Nunca perdonaría un mal entreno de un chico joven, ni un mal partido de un veterano”, esta frase es toda una declaración de intenciones de un gran entrenador experto en la materia. Los chicos jóvenes te han de dar la ilusión e incentivar los entrenos, mientras que los veteranos habrán de tirar del carro durante los partidos. Normalmente, hay mucha rivalidad -entendida como sana- durante toda la pretemporada para ganarse el puesto del primer partido de Liga. Luego llega el primer partido, lo pierdes y cambian a la mitad del equipo titular. Así que te das cuenta que los partidos de pretemporada son de mentira. La competición lo marca todo.
Otro entrenador que desata odios y pasiones dentro del espanyolismo, comentaba también: “de las malas pretemporadas salen las buenas temporadas y viceversa”. Son tópicos que tienen gran parte de razón. A lo mejor has hecho una pretemporada con mucha carga de trabajo y llegas pesado de piernas a los primeros encuentros, se generan malos resultados y el nerviosismo empieza a reinar. Para algunos entrenadores, llegar a fin de temporada a tope es una verdadera utopía si no tienes crédito suficiente por parte del club y, por lo tanto, se acostumbra a hacer pretemporadas más ligeras de carga. Este es el hecho por el que yo siempre insisto en poner las notas a final de temporada.
Respecto a los jugadores, pues no encaran igual una pretemporada un jugador liviano que uno pesado, ni un chico joven que uno veterano. Es fundamental que cada uno conozca su físico, cómo ha llevado las vacaciones y si ha cometido muchos excesos durante su descanso. Al jugador liviano le bastarán unas pocas sesiones para alcanzar su plena forma, mientras el de más peso necesitará arduas sesiones de trabajo para alcanzar un nivel óptimo. La dieta y el descanso volverán a ser primordiales. No se trata de perder únicamente peso, puesto que el músculo generado pesará más que la grasa destruida.
Este artículo es el último de esta serie que durante ocho semanas he dedicado a reflexionar sobre eso que he dado en llamar el Ser Perico; nuestro ser. Si cierro esta serie no es porque crea que el tema está agotado, al contrario, cada reflexión genera nuevas consideraciones, sino porque tengo la sensación de que la intención que la puso en marcha: poner en la luz temas que por lo general permanecen en la sombra, ya ha cubierto el objetivo. Sigo pensando que, incluso aunque no alcancemos nunca una definición del club que nos englobe a todos, el análisis y la reflexión sobre los aspectos emocionales y sociológicos que subyacen en el fútbol como fenómeno de masas y en particular en lo que se refiere a nuestro Espanyol, es un ejercicio que contribuye a abrir caminos para un futuro mejor.
Supongo que estos escritos habrán suscitado reacciones muy distintas entre los lectores. Desde aquellos a quienes el tema habrá interesado sobremanera hasta los que directamente se habrán saltado los artículos convencidos de que es mejor no airear ciertas cosas. Imagino lectores que compartirán lo que he escrito, e incluso lo que he callado, y otros que, por el contrario, no estarán en absoluto de acuerdo con lo expresado o me reprocharán los silencios. Es natural que sea así, pues los lectores de La Grada, como el propio espanyolismo, como la propia humanidad, no constituye un grupo homogéneo sino diverso… y precisamente creo que si hay un valor que debe atribuirse al Espanyol, este es el de la defensa de la diversidad. Más allá de cualquier otra representatividad que se nos adjudique o nos atribuyamos, parece muy evidente que somos la única opción que mantiene viva la diversidad frente a la uniformidad imperante en Catalunya en lo que se refiere al ámbito deportivo, porque lo cierto es que ninguna otra entidad se posiciona como rival de la opción imperante. En uno de estos artículos afirmé que aquí cada no barcelonista es un milagro, así que, visto desde esa perspectiva, el Espanyol es un milagro colectivo, el único milagro colectivo que permanece en pie.
Pero si aceptamos que la defensa de la diversidad forma parte de la esencia del Ser Perico, eso nos coloca ante un hecho paradójico puesto que el respeto a esa propia diversidad dificulta enormemente la tarea de buscar una definición concreta del propio Ser. Así que cerraré esta serie como la empecé, sin tener verdades absolutas, ni certezas, sólo pensamientos que nacen del amor por este club, por esta gente: los espanyolistas que, sin duda, son los verdaderos héroes de esta historia.