El Espanyol cambió su estructura táctica ante el Atlético y el equipo mostró desde los primeros compases del partido que interpretó bien el nuevo sistema y se sintió cómodo en el Metropolitano con la variante táctica. El equipo se mostró compacto, ejerció una buena presión en campo contrario y solo la falta de profundidad y la poca agresividad en ataque en los metros finales impidió al Espanyol ser más letal y generar situaciones de peligro en el área rojiblanca. Aún así el equipo perico compitió y tuteó a un Atlético que aunque no realizó uno de sus mejores partidos es siempre un equipo peligroso y con recursos.
El 1-5-3-2 con el que sorprendió Vicente Moreno con Keidi, Darder y Vilhena en el centro, Óscar Gil y Pedrosa de carrileros y Puado y RDT como hombres más avanzados sentó bien a un Espanyol que se mostró equilibrado y ofreció una buena imagen en Madrid.
Tras el descanso Aleix Vidal sustituía a Óscar Gil y ahí el Atlético encontró desde el inicio de la segunda parte una puerta abierta en la zaga perica que el jugador espanyolista no ha sabido cerrar nunca esta temporada cuando ha jugado en esa posición. Cuesta entender la falta de conceptos defensivos individuales de Vidal y lo tierno que se muestra en esa posición pero cuesta entender aún más que se siga insistiendo en un jugador que ha penalizado mucho al equipo jugando de lateral y que transmite una inseguridad que huelen los adversarios. En la jugada del gol colchonero Vidal no protege su espalda en primera instancia, no orienta al jugador hacia fuera dándole opción de que encuentre ángulo de tiro hacia el centro y no está acertado a la hora de defender con más contundencia el regate y posterior remate del jugador rojiblanco. Aún así el Espanyol se repuso al golpe psicológico y no le perdió la cara a un partido que estaba madurando bien. RDT empataba de falta directa y el Atlético se quedaba con 10 jugadores en esa misma acción; poco después Vicente Moreno sustituía a Sergi Gómez por Wu Lei para ir a buscar un partido cambiando una pieza defensiva por otra ofensiva y pasar a jugar con un 1-4-4-2. Pero el Espanyol no gestionó bien esos últimos minutos ni esa superioridad y paradójicamente fue cuando tuvo más imprecisiones con balón y cuando más le costó controlar un partido que se desordenó en exceso siendo el equipo perico el más perjudicado.
Ya en el último lance del partido, el árbitro tras revisar el VAR interpretó que RDT tocaba con la mano el balón al despejar un saque de esquina y señaló penalti. Es bastante indigesto aceptar que te piten mano después de tener que revisar la acción tantas veces para encontrarla punible, es más indigesto aún que no haya aún un criterio claro por parte del estamento arbitral para saber cuándo es mano y cuándo no, pero lo peor y más indigesto de todo es aceptar que un sistema que debería hacer del fútbol un deporte más justo tenga diferentes criterios a la hora de revisar o no algunas acciones y posea diferentes varas de medir para interpretar algunos lances que acaban beneficiando siempre a los mismos y perjudicando al resto, exactamente igual que sucedía cuando no existía un VAR que no es tan justo ni tan limpio como nos lo vendieron