No era el partido más propicio para sacar algo positivo a priori pero, viendo la primera parte, tampoco se podía descartar puntuar. Y, más, cuando Darder marcó el gol para adelantarnos en el marcador. Teniendo más o menos el control del juego en la zona de ataque, y por lo poco que estaban generando los de Simeone, que no están atravesando por su mejor momento a pesar de ser un equipo fuerte y peligroso, el comportamiento defensivo del Espanyol no se vio muy sometido. Diego López no tuvo que hacer prácticamente ninguna parada pero, al filo del descanso, una jugada de Morata escapándose por la banda y centrando para que rematara Correa en la misma línea de gol, fue revisada por el VAR y terminó en gol.
Finalizaron los primeros cuarenta y cinco minutos con la esperanza de ver una segunda parte más o menos del mismo estilo del primer tiempo. Por parte del Espanyol fue la misma, pero no la de los colchoneros. Se fueron más arriba presionado la salida del balón, y ahí empezaron todos los problemas a la hora de iniciar el juego desde muy atrás. Perdieron capacidad de llegar a medio campo y dieron la oportunidad al rival de jugar cerca del área, con el peligro que conlleva cuando tienes enfrente jugadores que aprovechan las ocasiones que se les presentan. El final no pudo ser otro cuando, en la segunda parte, no hubo respuesta.
Ahora, hablar de si un jugador jugó por la izquierda o por qué no jugó otro, no conduce a nada positivo. Buscar culpables tampoco. Tiempo habrá, pero queda un camino largo y muy duro. Hay que pensar en lo que viene a Cornellà dentro de quince días.