E l Español de Sergio dio un paso adelante venciendo en casa en una condiciones muy exigentes.
Gran primera parte
A pesar del revés que ha supuesto el encajar un gol e ir por detrás en el marcador, en ningún momento el equipo se ha descompuesto y ha seguido controlando el juego a base de imprimir velocidad al balón, llegando a banda derecha, sobre todo con Lucas y los desdoblamientos de Arbilla, creando mucho peligro en jugadas individuales o con centros que no han llegado a rematar, pero el trabajo se estaba haciendo bien en todas las parcelas y tenía que llegar el gol por juego y porque se lo estaban mereciendo, y al final así ha sido con Caicedo, después de una jugada de Lucas. Todo quedaba como al principio, con tablas, pero las sensaciones han sido muy distintas a lo que habíamos visto en anteriores partidos y como consecuencia Sergio García, en una maniobra excelente con posterior disparo, conseguía el segundo haciendo justicia a lo visto en el terreno.
Adaptarse al terreno
Con el resultado favorable y las condiciones del terreno de juego que no permitían jugar a ras de césped, era importantísimo no cometer errores en defensa y ahí el Español ha sabido manejar bien este aspecto defendiendo muy bien y sin complicarse la vida, para intentar en ataque marcar un tercero que no ha llegado pero que tampoco ha permitido al Levante tener ocasiones, salvo la de Morales a puerta vacía, dejando que transcurriera el tiempo hasta llegar al final del partido y hacerse con los tres puntos para tranquilidad de todos, alejando los fantasmas que asomaban durante la semana.
Cambio táctico
Ya avanzada la segunda parte, y con el dos a uno favorable, y teniendo en cuenta las malas condiciones del terreno de juego, asegurar el resultado era esencial y Sergio González, a falta de quince minutos, ha optado por pasar a una defensa con tres centrales, dos carrileros, tres en el medio y los dos puntas para dar más seguridad atrás, ante la posibilidad de que el Levante metiera balones a la olla como recurso y en eso también se ha dominado con autoridad.
Los antecedentes del partido de ayer no eran buenos. Se llegaba al partido con la necesidad de ganar y con una semana un poco revuelta por las declaraciones de Felipao Caiceo que decidió reivindicarse echando una cierta dosis de crítica hacia el resto del vestuario. No me gustaron sus declaraciones y eché en falta que alguien (y me refiero a los capitanes) le dejaran las cosas claras. Igual lo hicieron en privado porque esas declaraciones fueron desafortunadas.
El caso es que antes del primer cuarto de hora ya teníamos el marcador en contra. Una jugada a balón parado (esa asignatura pendiente) y un error en la marca de Colotto en el primer remate nos sentenciaba prematuramente. Pero solo prematuramente porque con las gradas más frías que nunca el equipo decidió ponerse el mono de trabajo en un campo difícil. Provocamos varias ocasiones de peligro y posiblemente hubo un penalti no pitado porque el balón toco sin intención a un defensa del Levante. En esa jugada me vino a la mente el penalti que nos pitaron en el Bernabéu hace un par de temporadas en el lanzamiento de una falta en la que el balón golpeó a uno de nuestros defensas sin intencionalidad. En esa ocasión el árbitro no dudo. Pero en fin.
A los 18 minutos empatamos con un gol de Caicedo que decidió reivindicarse a base de “pit i collons”, eso que ahora está tan de moda. Solo tuvimos que esperar 16 minutos más para que Sergio García nos demostrara porqué es nuestro referente para certificar la remontada. Sergio entendió perfectamente que debíamos jugar sin florituras y tras un excelente control disparó al lugar más alejado de la mano del guardameta levantino. Sergio es de aquellos jugadores de dibujos animados que sabe decidir, sabe caer a banda, sabe jugar por el centro, saber hacer fútbol directo y sabe abrir espacios. Lo tiene todo.
Como mérito colectivo opino que darle la vuelta a cualquier partido es buen síntoma. Quiere decir que estamos con las pilas puestas y con la mirada fijada en la victoria. Aquella mirada del tigre que decía Silvester Stallone. Hambre de gol y de victoria.
La segunda mitad nos la pudimos evitar. Juego tosco, propio de la liga inglesa, con pocas aportaciones del Levante y con un juego de oficio en búsqueda de los tres puntos que se quedaron en casa.
¡Qué bien que saben!!