Esta semana se cerrará la salida del ídolo de la afición: Gerard Moreno. En cualquier momento algunos de los dos clubs hará oficial la operación, y el Espanyol perderá a su jugador más determinante y el más querido por la afición. El heredero. No podrá hacer nada para retener a su mejor futbolista. A uno de los pocos que ha ilusionado a la afición y con el que la mayoría de los pericos nos hemos identificado. El nuevo ídolo. El líder deseado.
Todos sabemos que costará encontrar un delantero que haga olvidar los 16 goles que ha marcado el ‘7’ perico en este campeonato, pero hay otros aspectos, más allá de los goles, que nunca podremos olvidar. Gerard, que regresó al Espanyol para triunfar con la blanquiazul, nos ha representado como nadie. Siente los colores como cualquiera de los aficionados de la grada y, en una temporada en la que han faltado líderes y portavoces en el club, él ha asumido algunas responsabilidades que van más allá del terreno de juego. Siempre recordaremos cómo le respondió a Piqué, en la polémica sobre como se refería a los pericos, diciéndole que si no sabía de dónde era el Espanyol que mirará el escudo, o la entrada que le hizo tras marcar el azulgrana en Cornellà y volver a menospreciar a la hinchada blanquiazul. Esa acción, que quizás no estuvo del todo correcta, no la realizó solo, todos le ayudamos a pegarla.
Cuando recuerdo todo esto, sueño en que ojalá lo que se ha dicho sobre su marcha fuera falso y Gerard pudiera seguir, como era su deseo cuando se inició un proyecto que no ha dado el resultado esperado. El nuevo ídolo de la afición se cae del barco. Una lástima. Le echaremos de menos, pero no le podemos reprochar nada. Todo lo contrario. Toca agradecerle lo que ha hecho por el Espanyol y desearle toda la suerte del mundo. Yo ya sueño con que algún día pueda volver a defender nuestros colores con el orgullo que siempre ha hecho. Se va uno di noi.