Miren, esto del fútbol va de resultados. Todo lo demás acaba convirtiéndose en milongas que, si no van acompañadas de los dichosos resultados, no sirven para nada y bien es cierto que, de no ocurrir una hecatombe mundial, el equipo conseguirá su objetivo de forma holgada.
También es justo que, visto lo visto, poder presumir de que el entrenador de tu equipo sea una persona tan cuidadosa y elegante, tanto en el trato con la prensa como con los aficionados, resulta cada vez más complicado en el mundo del fútbol, puesto que está cada vez más lleno de egos y estrellas. Vicente es un tipo educado a la par que honesto, pero aún así y tras haber conseguido los objetivos que le han ido marcando, el desgaste producido por la imagen del equipo, especialmente jugando a domicilio, con un bagaje pobrísimo y con una falta de competitividad alarmante, hacen que ahora ya ni tan siquiera existan dudas: Vicente no debe ser el entrenador que lleve el proyecto a un nivel más alto la próxima temporada.
Ya hemos visto lo que ofrece y eso nos da una idea de lo que vamos a ver la temporada que viene, donde el objetivo, además, no debe ser solo conseguir la permanencia.
Muchos piensan que Vicente, con el equipo reforzado, daría más nivel. Yo pienso que la competitividad no se vincula con los refuerzos. Es decir, tú puedes disponer de una plantilla más barata y que sea mucho más competitiva que la nuestra. Fíjense el año pasado, el equipo que teníamos para la categoría y los partidos que veíamos a domicilio. Obviamente, con esto no quiero decir que no haya que reforzar el equipo, que, por supuesto, también, pero eso no debe ser jamás una excusa.
Hay que agradecer a Vicente todo lo que nos ha ofrecido, desearle suerte, que se la merece, pero hay que dar un paso adelante.