Con Perarnau y Sergio González hemos reducido de manera importante la escala salarial de la plantilla
optimizando recursos
Al final Oscar se queda. Se queda en su casa. En la casa que el ha venido mimando desde hace mucho tiempo con su cariño, su dedicación, y su devoción. Esta semana se ha cerrado la continuidad de Oscar Perarnau como responsable de la dirección deportiva de la entidad. Lo contrario hubiera sido un error de proporciones descomunales porque su trabajo y su actitud le avalan. Veamos: Perarnau siempre ha tenido muy claras cuales eran las limitaciones del club para el que trabaja y ha sabido aprovecharlas con discreción y al mismo tiempo con efectividad. Su manera de trabajar es la mejor garantía de que la continuidad en el trabajo desarrollado está garantizado al menos hasta que puedan aparecer nuevos propietarios. Pero eso es cosa aparte.
Con Perarnau y Sergio González hemos reducido de manera importante la escala salarial de la plantilla, cosa que se hacía muy necesaria por las enormes deudas que arrastramos. Desprenderse de jugadores como Colotto, Mationi, Simao o Albín han sido buenos ejemplos de lo que les digo. Durante su gestión además hemos ingresado algo más de 20 millones de euros por las ventas de jugadores como Forlín, David López, Wakaso o Baily por citar algunos. Además ha conseguido gastar muy poquito en fichajes porque ha priorizado la llegada de jugadores que quedaran libres o que costaran muy poco dinero. Apenas ha gastado 5 millones, cosa que no está nada mal, si vemos a qué jugadores hemos arrastrado hasta nuestro vestuario. Las llegadas de Álvaro, Montañés o Lucas son grandísimos ejemplos de jugadores que se han sabido adaptar y que en algunos casos se han convertido en imprescindibles en las alineaciones titulares.
La política de la Dirección deportiva ha sido siempre la de conseguir jugadores en propiedad, que representaran un activo para la entidad y que al mismo tiempo consolidaran el futuro. Las renovaciones de otros tres puntales como Sergio García, Kiko Casilla y el uruguayo Stuani, nos permiten tener un proyecto sólido para el próximo campeonato. Al menos muy parecido al último.
Si Oscar Perarnau estuviera haciendo este trabajo en otra entidad habría sido elevado a los altares. No se trataba de ceder a todas sus pretensiones porque para eso existe la negociación, pero si es evidente que su continuidad es un acierto más de Joan Collet al que podremos discutirle muchas cosas, pero que sigue haciendo un muy buen trabajo en la presidencia de la entidad. Oscar Perarnau, el hombre tranquilo, discreto, trabajador, sensato, incluso tímido, especialmente delante de los micrófonos, se queda en casa.
Me alegro.