Estamos escribiendo páginas en la historia. No somos muy conscientes ni de lo que estamos viviendo ni de la fuerza del coronavirus en nuestras vidas, pero no hay duda de que el año 2020 será recordado por los libros en el futuro.
Una pandemia que afecta a todos nosotros, que no elige a quién infectar y lo paraliza todo, aunque sea poco a poco. Hay que tomar nuevas soluciones nunca definidas en el pasado. El maldito virus nos saca de nuestra área de confort para desestabilizar nuestras vidas. Toca ser ingeniosos y hábiles con nuestras decisiones. Buscar en nuestras profundidades hasta encontrar nuestro lado más humano y solidario. Dejar el egoísmo para pensar en los demás. Sin abrazar, sin dar la mano, sin besar… El coronavirus incluso nos aísla de los nuestros. Y el confinamiento parece ser la mejor arma para bloquear la transmisión del bicho pero, tomar esta decisión, tiene grandes costes y hay pocos dirigentes atrevidos para intentar no pensar en ellos y hacerlo en usted.
Yo vivo en el Tercer Mundo y tengo miedo. Aquí en El Cairo parece que no se hayan enterado de lo que ocurre. Con la temporada turística a la vuelta de la esquina, temen que su economía se desplome por culpa del germen volador. Mejor callar y mirar hacia otro lado, aunque nadie puede borrar una realidad que existe.
El coronavirus ha llegado a Egipto. Los ricos corren y los pobres se quedan mirando, y yo vuelvo a casa porque esto va de la vida y la salud de cada uno. No hay nada más importante que uno mismo y la familia delante de una pandemia. Cuidarme a mí mismo implica cuidarle a usted. ¡Salud!