La dimensión de los grandes equipos se mide cuando se enfrenta a compromisos de nivel. Ayer era uno de los “momentos de la verdad” a los que se enfrentan los hombres o los equipos. Llegar al Calderón por última vez para enfrentarse al siempre difícil Atleti era el reto que tenían ante sí los hombres de QSF. Un reto interesante porque el equipo llegaba después de haber demostrado que podía dar un más que aceptable nivel. Se trataba de consolidar una imagen, una línea de trabajo y una ilusión colectiva.
Vimos un Atlético que salió como era previsible; como auténticos lobos con ganas de comerse a la presa. Pero la presa ayer estaba bien protegida, era seria y estaba dispuesta a resistirse.
A pesar de la ansiedad que se desprendía en los contraataques pudimos ver una primera parte muy seria. Bien posicionados con un buen encaje y con mucha estabilidad en los apoyos. Solo en los momentos de perdida de balón en la punta el Atlético se producía un cierto descontrol, aunque es justo reconocer que el equipo recuperaba rápido la posición en el terreno de juego.
Seguramente ayer vimos el mejor partido táctico posicional en lo que llevamos de siglo. Y perdonen la exageración. A base de sacrificio se suplían los errores. Errores que tenían que ser corregidos en el descanso.
No solo se corrigieron sino que la segunda mitad fue una demostración de fuerza no solo física sino también técnica y táctica. En el minuto catorce vimos una oportunidad de Leo Baptistao que son de aquellas que hay que aprovechar porque con el paso de los minutos acabas penalizando el error.
Hubo muchos minutos de intercambio de golpes en los que tanto uno como otro pudieron perforar la meta contraria. Eran dos equipos entregados a su fe que creían en sus posibilidades. El clásico se estaba jugando en el Calderón. Sin duda. Y a pesar de todos.
Nuestro RCDE fue anoche como aquella chica guapa que sabe que lo es pero a la que le falta creérselo para comerse el mundo. Fue un partido sufrido, trabajado, en el que demostramos nuestra personalidad y nuestra filosofía.Era la licenciatura final; la entrega de diplomas a los alumnos que ya están preparados para asumir cotas más importantes. QSF ya puede decir que tiene un equipo comprometido, que sabe a lo que juega y al que puede convencer de que así todo es posible. Y cuando digo todo es todo aquello que los jugadores sean capaces de creerse. Un equipo enorme que ha crecido poco a poco y que nos va convenciendo partido a partido.