Vuelven las victorias y, con ellas, el buen clima en la grada, roto por una desastrosa racha de resultados y de juego. El juego, la verdad, no ha cambiado excesivamente, lo cual entre dentro de lo normal. La llegada de un nuevo técnico requiere paciencia y, sobre todo, tiempo. Galca no puede cambiar, de un día para otro, la dinámica de un equipo que deambulaba por esos campos de Dios. Pero el técnico rumano sí ha conseguido revertir los resultados, con las victorias ante Levante y Las Palmas. Pensaba con Sergio, y sigo pensándolo con Galca, que este bloque de jugadores tiene un margen considerable de mejora y que el tiempo situará a cada uno en su sitio. El equipo de ayer se vació en el campo y mereció la victoria, incluso cerrando antes el partido, para no sufrir en los últimos minutos. La portería, por fin, se quedó a cero y la zona defensiva estuvo mucho más centrada y expeditiva que en recientes encuentros. El esfuerzo general dio sus frutos, sí bien me gustaría destacar el recital en el centro del campo de Pape Diop. El senegalés lo bordó en trabajo, situación, orden y criterio, aportando un equilibrio muy necesario para una plantilla que debe ganar confianza para seguir creciendo. Anoche, afortunadamente, Diop vistió la zamarra blanquiazul y no la amarilla, como algún iluminado pretendía en el pasado verano. En definitiva, a seguir sumando en liga y a soñar con una gran Copa del Rey y unos derbys a la vieja usanza. Me encanta la eliminatoria copera ante el FC Barcelona, con mucho a ganar y muy poco a perder.
La pasada semana, tras la debacle de Balaídos, expresé mi opinión respecto al incierto futuro de Sergio González. Y lo hice reafirmando, una vez más, mi total y absoluta confianza en Oscar Perarnau. Consideré entonces, y sigo creyendo ahora, que el director técnico es la persona más capacitada para tomar este tipo de decisiones. Y si Perarnau consideró que era el momento del relevo, bienvenida sea la llegada de Galca. Jamás, en 30 años de ejercicio periodístico, me he permitido el lujo de pedir la cabeza de un entrenador. Ni es mi cometido, ni lo consideraría ético. Creo que el informador debe ser notario de la actualidad, recordada coletilla del maestro SuperGarcía. En asuntos internos de club, son los profesionales quienes deben actuar. Entre otras razones, porque tienen mayor conocimiento de causa, conviven diariamente con el vestuario y manejan una información a la que, normalmente, no tenemos acceso ni los periodistas ni los aficionados. En cualquier caso, mi respeto por la decisión del relevo de entrenador y todo el apoyo del mundo para esta nueva etapa con Constan Galca. En su época de futbolista, tuve la oportunidad de seguir muy de cerca el equipo en el que jugaba el rumano y recuerdo sus grandes dotes tácticas y su buena lectura de los encuentros desde el medio campo. Siempre optaba por la mejor opción posible. Ojalá esa facilidad la mantenga y la desarrolle desde el banquillo. Sería la mejor noticia para el Espanyol. Bienvenido a casa, Constan.