Un partido más, era todo propicio para vencer. Tuvimos grandes momentos como en Valencia para ganar, o mejor dicho, para rematar. Pero este Espanyol se ha olvidado precisamente de rematar los partidos que va ganando. Lo que pasó al principio de temporada fue un espejismo. Hubieron tardes de gloria pero esta temporada, y con este empate de nuevo, nos olvidamos una vez más de las ilusiones europeas.
Un Espanyol que llevaba el partido tal como quería. Ganando por uno a cero y dominando el juego con grandes momentos de posesión de balón, pero en una de esas jugadas de ataque a balón parado nos metieron una contra en la que Diego López no pudo hacer nada. A fin de cuentas, la sensación es que menos mal que sacamos un punto por que una vez recibido el gol del empate la locura se apoderó del partido con muchas opciones de recibir el segundo. Todo hace pensar que la séptima plaza se esfuma aunque hay posibilidades matemáticas gracias a que los demás equipos tampoco saben encaminarse hacia el triunfo en sus diferentes partidos. Como el fútbol siempre es un estado de ánimo, ayer la sensación era que a poco podemos ya aspirar en esta liga. Ojalá me equivoque para poder seguir disfrutando con pasión los pocos partidos que quedan con una ligera esperanza de hacer la machada europea.
