Históricamente y, sobre todo, en las últimas temporadas, ser del Espanyol era complicado, la opción difícil. Era abonarse al sufrimiento, incluso al hastío, pero esta temporada, con la llegada de Rubi, ¡ser del Espanyol mola! Es fácil, pues todo está saliendo a pedir de boca. Todavía es temprano para hablar, pero como se suele decir, que nos quiten lo bailao. Yo por ahora me conformo con estar disfrutando, algo que, sinceramente, no recuerdo cuando lo hice por última vez viendo al conjunto blanquiazul. Reconozco que ayer fue de los encuentros en que más me he desesperado, pero este equipo tiene mi confianza. Se la ha ganado y por lo tanto vi lo de Vallecas como algo que puede pasar aunque no guste. El cansancio pasa factura. Sin más.
¿Que empiezas perdiendo ya en el minuto cinco por una empanada defensiva? Lo que antes suponía despotricar, soplar y resignarse a un nuevo batacazo, ahora es calma, serenidad y a esperar. Confiaba plenamente en que lo iban a levantar. Este equipo sabe lo que hace. Tiene buena pinta y los jugadores, aunque es verdad que no todos, están enchufados. Hermoso, permítanme la expresión, es el p*** amo. Siempre en mi equipo. En defensa está impecable, pero es impagable lo que está aportando en ataque. Él solito ya nos ha dado tres puntos y ayer intervino directamente en la acción del gol del ‘Panda’, al que ya le tocaba despertar de su letargo y ver puerta.
Pero ahí no acaba la cosa. Sergio García demostró que aún hace trajes, Javi López que sabe ponerla y Granero que la vida pirata es la mejor. Está rindiendo a un gran nivel y antes del descanso certificaba la remontada momentánea con un remate mordido, pero efectivo.
¿Qué empezamos la segunda mitad con un penalti en contra y el Rayo empata? Calma otra vez. No todo puede ser siempre un camino de rosas. No fue el mejor partido de los de Rubi, ya que los altibajos fueron una constante, pero con tres partidos en seis días, pese a las rotaciones, no es nada extraño que esto pueda pasar. Son humanos y, lo más importante: el rival también juega y ahora no podemos pensar que cada partido será un recital. También se puede puntuar sin maravillar, no nos creamos todavía que somos la repanocha.
¡HER-MO-SO!
Excelso. Este chico, que costó 300.000€, no hizo nada mal. Escogió siempre la opción correcta y le dio media vida al equipo en las jugadas defensivas en las que era el último hombre. El ‘22’ perico es la revelación. Cuánto vale ahora, me pregunto… Es cierto que hablamos de un caballo desbocado, de un jugador de raza al que, a veces, se le cruzan los cables, pero bendito carácter.
Sobre la línea de gol Mario, siguiendo el ejemplo de Diego López, que estuvo decisivo ante la acción de Embarba, nos salvó, pues el tercero estuvo demasiado cerca de caer. Y no solo en esa ocasión, sino en unas cuantas más bien entrada la segunda mitad. El Rayo se comió al Espanyol, lo encerró. Sufrimos y desde casa también sudamos.
Cuando Alberola Rojas señaló penalti, pese a saber que la falta fue fuera del área y que el VAR así lo determinaría, nos emocionamos, pero la verdad es que finalmente el empate, visto lo visto, me pareció bien.
No negaré que era de las que pensaba que podíamos pasearnos en Vallecas, pero al final el equipo fue fiel a lo que venía siendo una costumbre en este club, pegársela cuando más de cara lo tenía. Tuvimos que conformarnos con un punto, pero bienvenido sea. Como decimos aquí, ‘poc a poc i bona lletra’. El mundo no se hizo en cuatro días. Lo único que sí me gustaría es que este Espanyol no sea tan bipolar, pues en casa somos un rodillo pero fuera todavía hay que mejorar. Pese a ello, yo confío. Esto es una carrera de fondo. ¡Seguimos!