Querido Espanyol,
Atrás queda ya la última vez que escribí una carta a los Reyes Magos, pero imagino que empezaba algo similar a cómo arranca esta: con un querido. De hecho, ha llovido tanto desde entonces que ni recuerdo cuando fue la última vez que, junto a mi hermano, redacté una larga lista de peticiones tras hojear varias revistas de juguetes. Formábamos un buen tándem. Ahora, los tiempos han cambiado y se la hacemos llegar a Baltasar por WhatsApp. Por el momento, nos funciona. Ya ven, la magia existe, aunque sea mentira, y el espíritu navideño es lo último que se pierde. Así que, puestos a escribir, voy a probar suerte también desde este altavoz.
En primer lugar, quisiera daros las gracias por haber dejado al fin de traernos carbón en excesivas cantidades. Atrás queda el año del descenso, un viaje por Segunda división y los estadios con restricciones como medida sanitaria. Aunque durante la pasada temporada no se nos brindase toda la felicidad deportiva que nos gustaría, ya era hora de que dejarais de castigarnos tan cruelmente. Digo yo que, los pericos, tampoco nos portamos tan mal como para merecer tanta sanción.
Sin embargo, el año no empezó de la mejor manera. Vuestro colega Papá Noel nos trajo tantos turrones que hasta principios de marzo tuvimos problemas de digestión. Varios fueron los partidos que tuvieron que pasar hasta que no conseguimos ganar, en ese caso, al Getafe CF. Así pues, de cara al inicio del nuevo año, no os hagáis tanto de rogar. Cortita y al pie. Las victorias cuanto antes mejor que, a estas alturas, escasean los puntos.
Sé que para conseguir victorias se requiere de efectivos. Así que ahí va mi segunda petición: fichajes. En sus manos dejo la decisión de cuantos son necesarios y de quienes deben ser los elegidos. No me voy a poner exquisita, pero acierten de una vez por todas, que nos jugamos mucho.
Aprovechando que contacto con ustedes, también me gustaría pedirles sacos de paciencia. Sé que van muy pedidos, pero créanme: nos hacen mucha falta. Todos coincidimos en que la temporada no está yendo como deseábamos, pero es que algunos están que a la primera de cambio ya prenden fuego a todo. Por otro lado, y si no es mucho pedir, añadan también algunos de ilusión.
Cuesta recordar cuando fue la última vez que nos ilusionamos con el Espanyol. Si tienen problemas para dar con este regalo prueben a contactar con míster Chen que, al fin y al cabo, a día de hoy aún es el único que puede poner remedio a tanta monotonía y mediocridad.
En cuanto a merchandising se refiere, este año no deseo ni bufandas ni banderas. Ya tengo alguna suelta por casa. Eso sí, os pido por favor que permitáis que pueda seguir atándomela al cuello cada vez que toque ir al
estadio. Haga frio o calor. Ya sea para protegerme la garganta mientras animo al equipo o para zarandearla de lado a lado siempre que toque dar un empujón.
Lo importante es volver siempre al estadio. A casa. Imagino que estaréis demasiado liados leyendo peticiones. Así que no me alargo mucho más. Recordad, para quienes se portaron mal, que los hay, carbón. Para los demás, que todo lo que esté por venir sea mejor que lo que ya pasó.
Un cordial saludo y felices fiestas, pericos y pericas. Por un 2023 teñido de blanquiazul.