Por fin! Gritamos hasta tres goles en Las Gaunas. El primero de ellos, de bellísima factura. Nuestro ‘torero’ Raúl de Tomás tuvo su tarde con una faena de lujo. Se gustó y entusiasmó a la parroquia perica. No nos cansaremos de ver su disparo repetido. El lanzamiento perfecto.
¡Que ganas teníamos de cantar un gol en Las Gaunas! Para encontrar la última vez hay que remontarse a la temporada 94-95, cuando un joven José María García Morcillo salvó un punto (1-1), aunque también debió subir al marcador otro tanto anulado injustamente a Florin Raducioiu por Andújar Oliver.
Era un campo difícil, donde el público estaba muy cerca y achuchaba sin parar. Y el terreno de juego, normalmente embarrado, jugaba del lado local.
Sin embargo, lo de ayer no era ni el mismo club (el Club Deportivo Logroñés desapareció en 2009), ni el mismo campo (aunque siga llamándose Las Gaunas), ni la misma categoría (el Logroñés llegó a ser un ‘Matagigantes’ en Primera división: le ganó dos veces al Real Madrid a principios de los 90).
“Vaya golazo de Raúl de Tomás”
Pero tampoco el fútbol es el mismo. Con los partidos jugándose casi en su totalidad los domingos a las 17.00 horas y la radio como gran protagonista, cantando goles de forma simultánea en varios campos. Y como metáfora de aquella época, nos queda el “Gol en Las Gaunas”, con otro José María García (el Butanito en este caso) dando paso al corresponsal en Logroño. Por cierto, si el golazo de Raúl de Tomás se hubiera marcado en los años 80 o 90 en el citado estadio, nos imaginamos a José María García diciendo, “Vaya golazo de Raúl de Tomás”. Y a su inseparable Domingo Balmaña apoyando lo que decía ‘Supergarcía’: “Totalmente de acuerdo, José María, un golazo”. De ahí el titular de la contracrónica, hoy un poco más vintage por culpa del rival y de su feudo. Cualquier tiempo pasado fue mejor. Y más con los tiempos que corren actualmente.
Anteriormente, por cierto, el Logroñés se había convertido en equipo amigo (1988) cuando nos hizo el pasillo tras la debacle de Leverkusen y no pasó de medio campo en un partido entre colegas jugado en Sarrià al son del “Que se besen, que se besen”.
Nuestros mejores especialistas
El golazo de RDT nos hace viajar al pasado. El mejor lanzador de faltas de nuestra historia ha sido, posiblemente, José María (García también, el tercero que aparece en esta contracrónica). Santo y seña de los Cinco Delfines. En los años 80 tuvimos al inolvidable John Lauridsen, con un auténtico guante. No solo para dar pases medidos de 30 metros a sus compañeros, sino para lanzar faltas con maestría. Su gol al Vitkovice en Sarrià en cuartos de final de la Copa de la UEFA ‘88 es una buena muestra de ello.
Ya en los 90 disfrutamos del malogrado Wolfram Wuttke, que le pegaba al balón como si fuera el mismísimo diablo. Más tarde, dos peloteros como Roger Garcia y Constantin Galca demostraron que acariciando el balón desde una posición lejana también se podía marcar de falta directa: el esférico besaba la red en vez de estrellarse en ella. Ya en nuestro siglo hemos visto buenos cañoneros como Nico Pareja o Fredson Cámara: siempre me he preguntado a qué velocidad iba su esférico en La Romareda.
Luis García también nos obsequió con algún gol de falta, demostrando ser uno de los delanteros más completos que han vestido de blanquiazul.
Un arte en vías de extinción
No han sido muchos goles de falta directa en las últimas temporadas, pero uno de los mejores lo logró curiosamente Salva Sevilla en el partido que abría la campaña 2015-2016 ante el Getafe. Ahora el centrocampista es uno de nuestros rivales más duros porque está poniendo su segunda juventud al servicio de un Mallorca que nos lo pondrá difícil.
Esteban Granero también nos dejó alguna perla. Y la temporada pasada Adrián Embarba lo hizo de forma inverosímil en el Sánchez Pizjuán. Por debajo de la barrera y entre las piernas de un defensor sevillista que se había estirado; otra moda del fútbol moderno, por cierto.
Lauridsen tiraba faltas con las dos piernas, eso supera a cualquier otro de los lanzadores. Yo solo se lo he visto a Santi Cazorla
Me acuerdo perfectamente del gol de José María, porque el locutor que estaba con el Butano cantó "Goool del Espanyol… ¡¡José Maríaa!!", y hasta que no se explicó no entendí si es que el gol lo había metido un tal José María o que estaba interpelando al Butanito
Y sí, Domingo Balmaña estuvo totalmente de acuerdo…