La opinión general es prácticamente unánime: la campaña de renovación es un despropósito y conseguirá el efecto contrario para el que se diseñó. Y tras los primeros días en que un aluvión de críticas ha sepultado el tímido y poco original spot publicitario que pretendía animar a los socios a ‘no dejar vacío el asiento de Paulí’, el Director General Corporativo insiste en la necesidad de acometer el aumento y la ‘sectorización del estadio’ y declara que no piensa rectificar.
Es bastante habitual que cuando uno accede a un nuevo puesto de trabajo se empeñe en demostrar autoridad, sobre todo a quien le ha contratado. Pero la autoridad nunca debe estar por encima de la racionalidad. Una vez comprobado el error hay que saber rectificar y no es difícil vestir esa rectificación como un logro en vez de como un fracaso.
Algo que, por ciento, también debió hacer la agencia de publicidad al saber que el eslogan, ‘Volem’, ya había sido utilizado. Debieron ponerse a trabajar en otro en vez de iniciar una huida hacia delante con excusas poco consistentes.
Ante una caída de asistencia al campo tan evidente, lo lógico habría sido actuar en consecuencia. Se me ocurren tres escenarios que pueden servir para cualquier espectáculo que no goce del favor del público. El primero: aumentar la calidad del espectáculo y subir los precios, a sabiendas que podremos atraer a un público más selecto que no dudará en pagar más por mejores artistas. El segundo, y ya que se ha tomado la decisión de bajar el caché de los artistas, rebajar también el precio de las localidades para ganar público. Pero hay un tercero que consiste en que, una vez asumido el recorte presupuestario que afectará a los artistas y al espectáculo, subiremos igualmente el precio de la taquilla. Todos convendremos en cuál fracasará.
Con el estadio medio vacío, y tras acumular un 12% menos de asistencia en la pasada temporada, no es el momento de pensar en ‘sectorizar’, sino en optimizar. Y no está demás recordar que la subida no solo es exagerada sino que castiga a dos colectivos pericos ‘vulnerables’: los niños y los jubilados. Vamos que hacen todo lo contrario a lo que sugiere nuestro sector, sobre todo en lo que a la infancia se refiere, ya que es el futuro del club.
Esta campaña tan poco sensible se ha convertido en la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de la afición y puede ser la chispa que encienda la hoguera del malestar acumulado en los últimos años. Desde esta columna les insto a rectificar; dejar en suspenso la campaña, aplicar los mismos precios del año pasado y, a lo largo de la temporada, ir madurando los cambios, y de paso, ir ganándose el respeto de los socios y aficionados pericos.
Convendrán conmigo en que la imagen de una afición levantada en pie de guerra contra su directiva y una rebaja sustancial de socios (o el paso al carnet ‘RCDE FAN’ para no perder el número, como ya se está produciendo) serían el peor negocio para la empresa Espanyol. Si a eso le suman la más que posible penalización por parte de LaLiga al exceso de cemento, el descalabro está asegurado.