A Ricardo Zamora primero lo abandonamos y luego nos dimos cuenta de nuestro error cuando intentaron robarnos su memoria vistiendo una figura suya con un gran escudo del Barça en el pecho. Precisamente a él, que renegó sin reparo de su breve paso por el conjunto blaugrana. Lo fuimos olvidando poco a poco hasta el punto que muchos jóvenes pericos ni siquiera habrían oído hablar de ‘El Divino’ de no ser por la reciente polémica con el Museo de Cera de Barcelona. Y eso que fue tal la fama del once temporadas guardameta del Espanyol que, como se ha contado en numerosas ocasiones, Stalin sabía de él pese a los 7.015km de distancia. Es decir, a un mundo de distancia sabían que el mejor portero del mundo se apellidaba Zamora.
Todo mito (futbolístico, familiar…) es una llama que se mantiene encendida gracias al recuerdo y a la fabulación. Una luz que pasa desapercibida cuando todo es claridad, pero que se convierte en un faro de emergencia cuando saltan los plomos a tu alrededor y el panorama se oscurece. Que se haya abandonado nuestra propia historia es en gran parte culpa del club, que durante años se ha centrado en los jugadores presentes en ese momento. Mitificando así a futbolistas de paso y aumentando la sensación de desazón en el aficionado blanquiazul cada vez que veía partir a un nuevo jugador que creía perico para la eternidad. Y durante todos estos años se ha ido borrando el rastro de los Prats, Zamora, Arcas, Saprissa, Argilés o Mauri (jugador, entrenador y propagador de la fe perica). Pero también de otros bastante recientes como Canito, Marañón, Solsona, Nkono… Un legado que si no se ha perdido del todo es gracias a la buena memoria de los más veteranos, al trabajo de los periodistas, historiadores y coleccionistas pericos, y a una web que es una especie de Wikipedia de jugadores que han pasado por el Espanyol llamada ‘Hall of Fame Perico’.
Sin memoria acabas teniendo nuevos aficionados que creen que el Espanyol empezó con Tamudo y Jarque. Socios que no pueden comprender el verdadero peso de nuestro club en la historia del fútbol español. Y entonces se abruman ante nuevos equipos con músculo financiero como el Villarreal y apenas ven diferencia entre su club y el Huesca de turno. Es lo que ocurre cuando solo cuenta el ahora. Sin memoria, a la primera gran derrota (descenso) estos tiernos aficionados abandonan el sentimiento o, si lo mantienen, sienten que su club es un desastre sin razón de ser, comprando sin darse cuenta el mensaje repetido sin cesar por los que nos quieren desaparecidos desde hace más de un siglo. Sin recuerdos perdemos la condición de dueños sentimentales del Espanyol y le entregamos la plena propiedad al millonario de turno que se encapriche con el club. Sin memoria, abandonaremos poco a poco al Espanyol como hemos olvidado todo este tiempo a Zamora.
A parte de memoria tambien se tienen que tener conocimientos.
El club homenajeo a Don Ricardo Zamora en Marzo del 2016, se presento un libro titulado "Zamora, mito y realidad", se inaguro una sala dentro del tour museistico del estadio que lleva su nombre, e incluso se hizo una camiseta conmemorativa que lucio Pau Lopez en algun partido
En el año 2018 una delegacion del club y de la Fundacio se desplazaron hasta su tumba para renovar la lapida de su nicho
y adecuarla con un escudo del RCD Espanyol y un reconocimiento.
Otra cosa es el poder mediatico que puedan tener estas acciones, pero Zamora nunca a caido en el olvido perico.
Efectivamente se han de recordar los grandes jugadores pericos. Aunque la mayoría no hayan visto jugar a muchos, no en vano el club tiene 120 años, si se debe mantener su recuerdo y eso es deber del club.
Los años no pasan en vano. Yo, con 76 años encima y yendo a ver el Espanyol desde principios de los 50, no recuerdo haber visto jugar a Zamora. El club es quien debe mantener vivo el recuerdo de tantos y tantos jugadores, técnicos y directivos que han pasado por el RCDE.
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