Para romper la mala suerte tenía que ser ‘a la de trece’. Levantar una losa de doce partidos sin ganar se había convertido en una tarea titánica. En un auténtico exorcismo. Y ayer, a punto estuvimos otra vez de caer frente al Rayo. Malograr la enésima estadística positiva, la que dice que el Rayo nunca nos había ganado en casa, sobrevoló como otro fantasma Corneprat.
Se consiguieron los tres puntos, pero el equipo administró el partido rematadamente mal. Le pusimos al rival en bandeja el 0-1, con un magistral pase de Verdú ‘al hueco’, habilitando un contraataque mortal de Leo y lanzamos por la borda la ventaja que nos daba la mayoría numérica tras la expulsión de Labaka, con una tonta autoexpulsión de Colotto que, de paso, se perderá el próximo partido. Con el 2-2, los nervios volvieron a la grada y vimos pasar por delante de nuestros ojos el gafe que arrastramos y todos los partidos que hemos desaprovechado a lo largo de esta maldita 2012-2013.
Pero no. No podía ser. Ayer era el día en que entre todos habíamos decidido que el Espanyol empezaba la remontada y el equipo, a trancas y barrancas, se conjuró contra la adversidad y lo logró. Verdú con sus dos goles marcó el camino.
La recuperación de ‘los últimos de Filipinas’: Baena y Sergio García, obró el milagro. Un doble cambio el suyo que pareció un suicidio, al estar ambos faltos de ritmo. Pero al del Bon Pastor le sobra calidad: tiene un guante en su pie. En el último suspiro Sergio templó, centro y Stuani, por fin, no solo se reencontró con el gol, sino que se reencontró consigo mismo, porque hasta ahora parecía más un astronauta que un jugador de fútbol. ¡Gol! en el último minuto y victoria in extremis. Una victoria de esas que levanta el ánimo a un muerto (muy apropiado en vísperas del día de los difuntos). Una victoria que le quitará al equipo cien años de encima.
A partir de ahora ya solo nos queda ir hacia arriba. Con todos los efectivos recuperados (a la espera de que el batallador Javi López pueda seguir al pie del cañón) nos apuntamos a la carrera de fondo en que se ha convertido esta temporada para nosotros.
¡Y que siga la fiesta!. El próximo domingo, más de lo mismo.