El verano del Espanyol esta yendo de menos a más. Fruto de la situación actual del mercado por culpa de la pandemia y del estricto control de LaLiga sobre el limite salarial (excepto para algún equipo que todos sabemos), los equipos están teniendo muchos problemas para poder fichar e inscribir a los jugadores que desean. El Espanyol ha sabido esperar con mucha paciencia su momento para poder comenzar a mover piezas. Todos los pericos hemos aguardado fichajes desde el primer momento y el club ha sabido llevar la presión para poder oficializar movimientos cuando realmente ha podido.
Soy consciente de que en el fútbol es complicado olvidar grandes decepciones y menos cuando se personalizan en ciertas personas. Pero eso no quita que un servidor tenga que ser justo con lo que está viendo. En una plantilla en la que casi nadie se quiere marchar, Rufete está consiguiendo reforzar las posiciones que todos sabíamos que hacia falta a un coste muy bajo y con jugadores contrastados.
A la espera de alguna incorporación más como la del deseado ‘6’ y otro delantero, la dirección deportiva ha sabido encontrar jugadores que refuerzan esos problemas evidentes que tenia la plantilla y ha aumentado el nivel del 11 titular y del plan B del equipo. Un equipo en el que uno de sus grandes problemas era el tema mental y la falta de experiencia con una edad media muy joven, y que con alguna de las incorporaciones consigue solucionar.
A la espera de ver cómo acaba estos últimos días de mercado y de oficializar alguna salida que falta por concretarse, como la de Pol Lozano y Monito Vargas, me motiva este equipo, me está motivando este mercado y me gustan los jugadores que han llegado.
Creo, y no es por ser demasiado optimista, que tenemos mucho mejor equipo que parte de las plantillas de nuestros rivales más directos. Hemos conseguido mejorar ciertas piezas del equipo del año pasado y de la temporada del descenso y somos aspirantes a entrar en el top-10. Sí, he dicho top-10. Ese tiene que ser nuestro objetivo y por lo que hemos de luchar hasta el último segundo de esta competición. Tenemos una parte ofensiva que es la envidia de cualquier equipo y que asusta con los nombres que tiene, y en las otras líneas hemos conseguido mejorar y reforzar los problemas evidentes que existían.
En este equipo hay hambre, hay ganas de demostrar que se merecen estar en Primera división, hay experiencia, hay calidad y sobre todo hay compromiso. Y en parte, mucha de la culpa de todo ello es de Rufete, que ha sabido reponerse de estos últimos años complicados y con muchos errores, y es el máximo responsable de este mercado y de la confección de la plantilla actual. Su suerte será la nuestra, sus éxitos serán los nuestros.
De momento y a la espera de que se cierre el mercado, no me cuesta decir: ¡Buen trabajo Rufete! Ojalá piense lo mismo al final de la temporada.