Cinco jornadas y cero goles recibidos. Qué maravilla ver una defensa tan sólida e inquebrantable. Los equipos sufren para crearnos oportunidades y marcarnos un gol. Diego López está a un partido de romper el récord de imbatibilidad de Tommy N’Kono. Con esa idea de hermetismo atrás poco necesitamos delante para seguir arriba del todo en la tabla clasificatoria. No generamos un juego vivo ni fresco, pero las ocasiones de gol se suceden y tarde o temprano llega el gol. De Tomás estuvo colosal no solo por marcar, sino por cómo inició la jugada bajando un balón con el pecho y dándole continuidad con el talón. Después le llegó el momento para usar su sangre fría con tal de dejar sentado a todo rival que le iba a la caza para adelantar al equipo y llevarnos los tres puntos. El gol cada día llega un poco más temprano, pero a este ritmo los pericos debemos seguir sufriendo un poco. Parecemos negados en las primeras partes.
Pese a crear y crear, no marcamos ni sentenciamos los partidos en los primeros cuarenta y cinco minutos.
El míster lo tiene todo clarísimo. Jugador que no funciona, fuera. No se le caen los anillos al decidir los cambios, independientemente del momento del partido y minuto. Si no estás a la altura, adiós. No solo es un aviso al jugador, sino también al resto del equipo. No se permite que nadie esté por debajo de un nivel aceptable. Las exigencias son grandes y el míster lo tiene claro. Seguimos ganando y sufriendo poco. Espero que no cambien los tiempos, porque ya tuvimos demasiado la temporada pasada.