Sergi Darder lleva tiempo disfrutando del fútbol, algo que no hacía hace aproximadamente dos años. No lo digo yo. Lo ha dicho él en muchas ocasiones. Y cuando el ‘10’ perico se divierte sobre el campo, también lo hace todo el espanyolismo. No voy a esconder mi admiración por el de Artà. Siempre la he tenido y no desde que regresó al Espanyol en el verano de 2017, sino desde mucho antes, cuando jugaba en el Juvenil y en el Espanyol B. Era un placer verle en la Dani Jarque.
El partido que realizó ante el Barça son palabras mayores. Cuesta encontrar a un jugador que conduzca el balón pegado a los pies con la velocidad que él lo hace y que tenga su facilidad para ver el fútbol. Sin duda, ahora que está fuerte mentalmente tiene nivel para jugar en cualquier equipo. A sus 28 años está en el mejor momento de su carrera y, sinceramente, de seguir a este nivel creo que merece una oportunidad en la selección. Cuando está bien, no hay otro como él. Incluso en los últimos tiempos ha dado un paso al frente en el aspecto de sacrificio.
Pero hay una cosa que me preocupa. Su futuro. Su contrato finaliza en menos de un año y medio, en junio de 2023, y como reconoció hace unos días en una entrevista en RAC1 aún no ha hablado con el Espanyol. Todo depende del club y, aunque Sergi manifestó que no cree que sea el momento de hablar, tampoco estaría nada mal que los responsables deportivos le hicieran ver que cuentan con él de cara al futuro. Que le hagan sentir importante. Si queremos crecer necesitamos futbolistas como él.
En los últimos años, con la renovación de Puado o las conversaciones con los agentes de Melendo y Pedrosa, el club ha esperado demasiado. Y eso es peligroso, ya que el Espanyol sigue sin poder competir económicamente con bastantes clubs a la hora de fichar. Sergi Darder libre sería un caramelito muy apetecible para cualquier club. Él siempre ha dejado claro que quiere seguir muchos años en el Espanyol y espero que en el club también piensen lo mismo porque, amigos pericos, no quiero ni imaginar lo que costaría fichar a su sustituto. El fútbol muchas veces, o casi siempre, se decide en las áreas, pero donde se empiezan a cocinar los triunfos es en la sala de máquinas. Y allí Darder es el que manda.