Buenos días tocayo, entrenador, amigo. Te ha llamado la atención este titular. Sigue leyendo. Quizás sea primera hora de la mañana y estás en la Ciutat Esportiva de Sant Adrià leyendo esto de un servidor mientras tomas un cortadico y un croissant.
Bien. Te voy a poner cuatro cosicas para que, si quieres, se las leas mañana a tus (nuestros) futbolistas. Es más: me encantaría hacerlo a mí, y si me das permiso habla con Calzón y me presento en el vestuario. Pero claro, tú eres el míster. Te doy permiso para leerles estas líneas cuando sean más o menos las 16’50 de mañana domingo. Hazlo dentro del vestuario, después de que hayan calentado y justo antes de salir al campo. Los reúnes en círculo a todos, titulares y suplentes, con la cabeza alta. Mientras, mírales a los ojos, uno a uno. Tiene un punto de actuación, un punto de heroica. Si puedes, ni leas. Mejor lo memorizas, hazte tuyo el texto y les sueltas esto:
Futbolistas: el de hoy no es un partido más. Hoy es nuestro partido; hoy es EL PARTIDO. El que no entienda qué es un derby, que no salga. Estáis a tiempo. ¿Vale? Hay una cosa que se llama orgullo y nosotros lo tenemos. Ellos son 11. Como nosotros. Sólo 11. El Celta ganó aquí hace un mes y nosotros lo haremos hoy. Escuchadme bien: ahí fuera, en toda Catalunya hay más de 400.000 pericos que esperan algo de nosotros y les debemos muchas cosas. Nos pasamos todo un año entrenando para darles una alegría. ¡Hoy es el dia!
Así que vamos a ganar por ellos, por nuestra historia, por nuestra nobleza, porque Tamudo y De la Peña ya lo hicieron y estábamos mucho peor que hoy, mucho peor; y hoy ganaremos, por nuestro Dani Jarque, por gente que sintió los colores como Ricardo Zamora, por De Felipe, por Marañón, por Pitus Prat, por Solsona y tantos otros que llevan sangre perica, por este escudo que tiene 114 años… y sobre todo: por todos los socios que las pasan putas para pagar el carnet anual… ¡vamos a ganar! ¡Vamos, Espanyol! ¡Vamos, pericos!”