Después de trece años como blanquiazul llegó el final de Javi López con el RCD Espanyol.
Un hombre de enormes principios que son verdades fundamentales que constituyen los cimientos de la conducta con la que sacar partido a la vida. Un buen conjunto de principios es como una colección de recetas para el éxito. Él las cultivó y las explotó. Vivimos en una época en que es importantísimo ser claros con respecto a nuestros principios. Y los que escogió Javi reflejan su carácter y sus valores. Lo peor que puedes ser en este mundo es un farsante y Javi nunca lo ha sido. Desarrolló unos principios propios.
Sabedor de dónde venía, nunca perdió el norte. El tiempo fue pasando y los entrenadores fueron retrasando su posición en el campo. Javi lo tomó como un río que le impulsaba hacia delante, hacia encuentros con la realidad que exigían tomar decisiones. No quiso ralentizar ese avance ni evitar esos encuentros. Tan solo pudo afrontarlos de la mejor manera posible. Hizo un trabajo significante que conllevó la misión de implicarse y fomentar relaciones con aquellas personas cercanas de las que se preocupó profundamente, así como la vida diaria del club. Su objetivo era alcanzar su excelencia personal pero desconocía el precio a pagar. Sufrió muchísimo. Momentos en los que se sintió fracasado, pero eso es solo cierto si uno se rinde. Javi nunca se rindió, el dolor pasó y vinieron otras oportunidades, como ser capitán. Siempre ha sabido sacarle partido a las cosas y su capitanía ha dejado un legado.
La llamada del Director General y su rescisión de contrato posterior fue como si la vida le golpease con un ladrillo cuando su único sueño era jugar la próxima temporada y devolver al equipo a Primera. Javi ama el fútbol y eso le permitirá seguir adelante sea donde sea. Querido por muchos y odiado por otros, le invito a que no juzgue a los demás sin antes ponerse en sus zapatos, ya que impide comprender sus circunstancias. Le animo a ser lo bastante curioso para entender cómo se ha llegado a una situación de renovación y rescisión de contrato en solo un mes y medio. Verá que tiene infinito interés y un valor incalculable y que cuanto más rica sea su perspectiva, mejor decidirá qué pensar.
Tengo clarísimo que en toda organización existen dos tipos de individuos: los que trabajan en pos de una misión y los que hacen lo propio por un sueldo. Lo primero es mi idea de unas relaciones sólidas y productivas. Lo segundo es improductivo y poco ético. Javi fue de los primeros y su sonrisa y carisma no desaparecerá en este final, por que esta será siempre su casa. Despedir a los jugadores que lo han dado todo tal y como se merecen nos da señorío y presencia.
Gracias Javi.