Tras dos semanas sin fútbol ayer tarde había ganas de volver a oler a hierba y a coger el ritmo de la competición. Y más tras ver los partidos del sábado de algunos de nuestros rivales directos y contemplar que los marcadores reflejan realidades muy complejas. Me temo que la Semana Santa solo ha sido un preludio del calvario que nos queda hasta final de temporada. Por el sufrimiento digo. Pero después de ver el ambiente de ayer tarde en nuestro estadio creo que nuestra particular resurección deportiva está más cerca; porque la económica parece estar bien enfocada (tras recibir el crédito de La Caixa) pero no resuelta y creo sinceramente que los empleados no se merecen esa penitencia.
Restan nueve partidos sin contabilizar el de ayer y en los próximos cuatro, especialmente en los dos de casa ante Valencia y Granada deberíamos cerrar definitivamente todos los riesgos. Si tomamos como ejemplo lo que vimos ayer en el césped no será más difícil. Y luego ya veremos qué hacemos con Aguirre, aunque por ahora nos vaya gustando lo que está aportando al grupo y a la propia entidad. Y ya veremos qué hacemos con los traspasos, y con la futura plantilla y con las bajas que habrán, y con las altas que deberán llegar para hacer un equipo más competitivo, especialmente en algunas posiciones.
Con respecto al partido de ayer nos quedó un sabor agridulce porque en casa debemos aspirar a la victoria siempre, pero visto lo visto un empate a dos goles con el cuarto de la liga no nos debe parecer mal resultado. Tal vez los cambios deberían haber sido antes, tal vez el equipo renunció muy pronto a la victoria con el marcador favorable, tal vez físicamente se podían haber corregido algunos desfallecimientos, tal vez… tal vez. Destacar eso sí la actitud del grupo y la reconversión que el técnico españolista ha realizado con Stuani colocándolo en posición de interior y de Sergio García al que él redescubrió como delantero centro puro. Los resultados obtenidos con ambos jugadores le dan la razón más allá de que sin coleta y sin mascara también marquen.
Lo importante es que hoy se cumplen cuatro meses desde la llegada de Aguirre al banquillo del Espanyol y la situación es muy diferente a la que se encontró. Estamos a doce puntos del descenso, a 6 de la salvación matemática y con un juego que para sí quisieran muchos equipos de primera. La nefasta primera parte nos robará una temporada más el privilegio de viajar el año que viene por Europa siguiendo a nuestro equipo. Pero Aguirre llegó para conseguir un objetivo que se llama Salvación, eso mismo que celebramos ayer. @armasagustin