A nivel competitivo, una final se vive, únicamente, cuando después de un enfrentamiento ya no te queda margen virtual para enderezar la situación: una última oportunidad. En demasiadas ocasiones nos referimos a este concepto para dramatizar un partido que resulta muy importante. Si añadimos que el próximo fin de semana jugamos contra el eterno rival, me aventuro a decir que estamos en una de esas semanas donde el sufrido seguidor perico empezará a ver el vaso medio vacío para el resto de temporada.
Empezamos pronto. Sólo espero que ese ambiente pesimista que se empieza a respirar no contagie a los nuestros y demuestren que el aficionado puede estar tranquilo, al menos durante una semana, que es el periodo máximo que se disfruta una emoción en este deporte. Debe ser esa idiosincrasia catalana que tenemos y que nos hace estar siempre en guardia. Es comparable a quien hace la quiniela y pone que su equipo perderá. Si gana su equipo, perfecto; si pierde, al menos acertó. Alegrías contenidas y derrotas amortiguadas.
Al respecto, no me cansaré de repetir la importancia de una sinergia positiva afición-equipo. Hay entrenadores que, en ocasiones, hacen cambios que ‘trempan’ al aficionado solamente para provocar esa sinergia que ‘aúpe’ al equipo, y que muchas veces es más decisiva que cualquier otra decisión táctica. Creo que un día habría que intercambiar los papeles y que algún aficionado pudiera comprobar la magia que se crea en ciertos partidos, y el runrún que te inmoviliza en muchos otros.
Para finalizar, vamos a hablar un poco de fútbol que es lo que nos ocupa y preocupa. El Levante de Lucas Alcaraz parece un equipo con ánimos renovados. Estuve a las órdenes de Lucas un par de días en Granada. Se le atisbaba una personalidad fuerte para hacerse con el grupo, pero sabiendo utilizar la mano izquierda, en caso necesario. Futbolísticamente, será un equipo que viva más de los errores ajenos que de proponer. Sin embargo, no sé si es mejor cogerlos con esta inercia positiva y sin necesidades obvias, a que vinieran angustiados –esas cosas dependen mucha de la mentalidad y la ambición de la plantilla-.
Lo vital es que los nuestros consigan los tres puntos. Empezando por atrás, pero sin olvidarnos de que el equipo ya dio un paso atrás en su propuesta futbolística, para ajustar un par de engranajes, y no sería buena retroceder mucho más. Ahora nos toca dar un par de pasos adelante y estoy convencido que Sergio los dará. Con calma, paciencia y convicción.
Un rival necesitado. Las luces de alarma encendidas. Remontar el vuelo. Evitar problemas. Carencia. Costes financieros. Gastos. Junta General de Accionistas. Genética Perica. Apmae. Calma. Tensión. Power 8. Incertidumbre. Presión. Buscar el sistema ideal. Ganar. Esfuerzo. No cumplir las expectativas.
La semana perica se lee entre líneas a través de la telerrealidad que nos rodea. Los nervios están a flor de piel, y en la casa lo saben. Nada escapa a la luz de los focos y las cámaras. Cada conversación queda registrada. Cada gesto significa un mundo de interpretación sobre el que no hay que perder detalle. Es fundamental que la vida de la casa perica sea retransmitida… en directo, al instante y que esté al alcance de la mano, controlada como lo está un mando de televisión. Clic.
(Voz de locutor) Hoy por la mañana ha vuelto a salir el sol en Esta es tu vida perica. En este reality, los habitantes de la casa se han levantado este sábado dispuestos a afrontar una jornada que puede ser decisiva. (Pausa, música de tensión) Uno de los nuevos, Felipe, ha reconocido durante la semana que no está dando todo lo que se esperaba de él. (Entra total con una declaración suya) “Cuando trabajas y no salen las cosas hay que seguir trabajando, a veces en la vida no salen las cosas”. (Sigue el locutor) Esto es lo que ha dicho el concursante en el confesionario. (Fundido a negro e imágenes a baja velocidad de Felipe). Estaba afligido. Triste. Preocupado. Es innegable que tras doce programas, el ambiente se ha enrarecido a su alrededor puesto que no ha aportado lo suficiente en las pruebas de grupo.
(Entra total) “No soy el único que no está al 100 por cien”. (El locutor enfatiza la locución) El concursante se ha quedado a gusto en sus conclusiones. Ha salido del paso tras la última y fallida prueba. (Música intensa. Planos generales de la casa con los participantes de pie, en círculo, escuchando a su líder). La indirecta ha sentado mal en la casa y las miradas se multiplican en todas direcciones. En la retaguardia, los veteranos han arrugado la nariz al ver el video de su compañero de fatigas. (Zoom de primer plano sobre una de las caras en las que sobreimpresiona en la pantalla la transcripción de una posible frase). “Los culpables somos todos” (Una voz en off repite la sentencia, que reverbera acabando en un fundido a negro en la pantalla).Son las seis de la tarde. Los focos iluminan de nuevo el escenario. Parece ser que el grupo está unido, aunque algo nervioso. Si no superan la prueba… Esta noche, habrá nominaciones.