Con las imágenes del triunfo ante el Villarreal aún en la retina, la espera se me está haciendo muy larga. Tras el parón liguero, tengo muchas ganas de fútbol. Mejor dicho, estoy ansioso por volver a ver jugar al Espanyol. Al nuevo Espanyol de Rubi. Y es que hacía muchos años que no disfrutaba con el juego del equipo como lo estoy haciendo esta temporada. En pocos meses el técnico de Vilassar le ha cambiado totalmente la cara a un equipo que ha conectando como nunca con una grada que ha vuelto a ilusionarse. Dicen que los resultados lo son todo y que con el tiempo solo nos acordamos de ellos. Pues amigos pericos, este no es el caso. Independientemente de que ganemos o perdamos, difícilmente olvidaremos este fútbol que nos está dando la vida. Esto ya no nos lo quita nadie.
Con el estado anímico por las nubes, ganar al Huesca y al Valladolid está en la mente de todos los pericos. La empresa no es nada sencilla, pero las sensaciones ofrecidas invitan al optimismo. Y así quedó demostrado al agotarse en pocas horas las 300 entradas que el club puso a la venta para el desplazamiento a tierras oscenses. Huesca será blanquiazul. La afición se ha vuelto a enchufar y el equipo ahora tiene en sus manos la posibilidad de ser ambicioso. Estos dos encuentros son una gran oportunidad para dejar claro que quieren pelear por metas importantes. Que desean seguir en las posiciones de privilegio.
El espanyolismo vive días de alegría. Los jugadores manifiestan que se sienten felices en el club y que no se quieren ir, el técnico con sus declaraciones hace que la afición se ilusione cada vez más y siguen apareciendo rumores de inversores que quieren apostar por el club. Pero hay más. Rubi, junto a otro de los nuestros, Sergio González, ha sido premiado como el mejor técnico catalán de la temporada. Los dos están viviendo uno de sus mejores momentos como entrenadores después de pasarlo mal algunos años. Como nuestro Espanyol. Sin duda, los pericos estamos de moda. Y entre todos hemos de hacer que esta no sea pasajera. No exijo ganar siempre, pero sí pido que si soñamos en algo no dejemos de intentarlo hasta conseguirlo.
Y puestos a soñar, volvemos a hacerlo con la Copa. En las horas previas al sorteo volví a sentir ese cosquilleo mientras esperaba conocer el rival. Y es que la Copa, como a la mayoría de pericos, me pone. Y más con este equipo que ya ha demostrado que es capaz de plantarle cara a equipos europeos del potencial de Real Madrid, Valencia y Villarreal. La Copa es para competirla al máximo. Para intentar llegar lo más lejos posible e intentar ganarla. Y la ilusión y ambición de este Espanyol me hace pensar que este año, por lo menos, la vamos a pelear. El Cádiz será la primera piedra en el que esperamos que sea un largo camino. Los de Rubi sí que ‘volen’. Y si todos ‘volem’ entonces el sueño puede hacerse realidad.