Sí; ha sido una sorpresa mayúscula y, en mi caso, muy desagradable. No esperaba de ninguna manera este golpe bajo en la persona de Sergio González, un entrenador honrado, perico hasta la médula, al que presentaron como la posibilidad de crear un Alex Ferguson en el Espanyol, y que ha pagado con creces su bisoñez. Cierto que el Espanyol no estaba jugando como a todos nos hubiera gustado. Cierto que, en ocasiones, disentíamos de sus planteamientos a priori en ciertos partidos y de sus alineaciones en otros. También eran criticables algunos de los cambios que hizo y el minuto en que los realizó… Muchos errores, sí, pero no más de los que cometían, partido sí y partido también, muchos de sus jugadores, sin posibilidad de cambiarlos. No era Sergio el que perdía la pelota en el centro del campo propiciando un ataque del equipo contrario que se convertía en gol. No era Sergio el que lanzaba pases largos desde su defensa, buscando a sus delanteros y encontrando siempre al defensa del equipo rival. No era Sergio el que chutaba a puerta y el balón salía a más de cinco metros de la portería. Siempre he dicho, -lo repito ahora para quien no lo haya leído o escuchado- que el rey del teatro es el actor y que, cuando se levanta el telón, no hay autor que valga ni director que se precie, que si el actor se equivoca, o le da la gana hacer otra obra de la que se está representando, ni el director ni el autor, ni el empresario lo pueden salvar. En el fútbol sucede lo mismo. Sin quitarle ni un ápice de responsabilidad al entrenador, cuando el árbitro silba el inicio del partido, el entrenador, el director técnico, el presidente, pueden irse a su casa, que si los jugadores no juegan, se perderá el partido. En mi pueblo tenemos un dicho muy representativo de todo ésto y, como siempre, muy sabio: “ Ja pots xiular que si el ruc no vol veure…” “Ya puedes silbar, que si el asno no quiere beber…”
Y sobe todo la manera que se ha producido, con nocturnidad y alevosía. Es cesado y a las tres horas ya presentan un nuevo entrenador. No recuerdo ningún cambio de entrenador que se haya producido de esta forma. Siempre se produce un ”interregno”, durante el cual un interino se hace cargo del club hasta que se ha fichado el próximo, el nuevo.
No es posible que echen a Sergio y que desde su destitución hasta la firma del contrato de Galca sólo pasen algunas horas, si todo no estaba ya previsto antes. ¿Estaba Sergio al tanto de lo que se estaba cociendo? O Ha recibido la misma sorpresa que hemos recibido los socios, al margen de si estamos o no de acuerdo con la destitución, que, en mi caso, es que NO, NO ESTOY DE ACUERDO.
Dicho esto, ¡Bienvenido, sr. Galca! Ahora es usted el entrenador perico, por lo tanto es mi entrenador. Le recuerdo perfectamente como jugador y quiero señalarle que su declaración de principios está en duro contraste con lo que usted era como jugador. Pide intensidad y agresividad, a sus jugadores. Usted era un blando y bastante gandul, ¿NO LO RECUERDA? Tenía una zurda prodigiosa que ojalá se la contagiara a todos sus jugadores de ahora, pero era más aburrido que un debate Rajoy-Sánchez. Al Espanyol le fue mucho más útil como jugador Sergio que usted, y no digamos en el plano de lo económico. El traspaso de Sergio salvó al Club de una muy grande, una de muchas, claro..
Amigo Sergio: no desfallezca. Llámeme (tiene usted mi teléfono) y le invito a una de percebes para charlar y reírnos un rato del mundo y de quien lo hizo.
¡MUCHA MIERDAAAAAAAAAAAAA AAAAAAAAAAAAAAAAAA!
Endavant les atxes, Espanyol!