Siempre se agradecen los descansos. Sirven para reflexionar y coger fuerzas. Ver como nuestros jugadores se han ido unos días a disfrutar con sus familias reconforta. Tan importante es el trabajo como el descanso en un deportista. Descansar tanto psíquica como físicamente. Los parones ligueros dan perspectiva de lo acontecido hasta el momento y todos debemos estar agradecidos por lo vivido. Además de mirar al horizonte próximo, hay objetivos extraordinarios por cumplir.
Nos viene un sprint final de año tremendo. Ya saben, un sprint es una carrera corta a máxima intensidad. El campeonato hasta Navidad es una delicia visto desde la posición que ocupamos actualmente. Tener la opción de pasar en la clasificación a “los otros” es puro éxtasis. Eso significaría acabar el año entre los cuatro primeros. Pueden pensar que es muy exigente mirarlo de esta forma que les digo, pero les aseguro que difícilmente encontraran a algún integrante de la primera plantilla que no se plantee esa posibilidad. Un deportista siempre es ambicioso y una vez conseguidos los sitios de privilegio, los defenderá a muerte.
Nuestro punto positivo es la rica comunión formada por todos y el liderazgo del míster. Un entrenador al servicio de cada uno de sus jugadores para aportarles lo necesario para que mejoren individualmente y colectivamente. Un líder no es quién manda, sino la persona que cuida a los que tiene a su cargo. No se parece a Papa Noël pero Rubi puede traernos el regalo más preciado de todas las Navidades pericas vividas.
Por eso les hablaba de objetivo. Un objetivo no te exige crecer para lograrlo. Con lo que estás haciendo ya es suficiente para alcanzarlo. Para el próximo año les hablaré del reto. Un reto que aún está lejos de nosotros y que nos obliga a transformarnos más para ser capaces de merecerlo. ¿Estamos todos listos para ello? No crea que de lo que les hablo solo es una cuestión de ellos, porque nosotros, los socios, tenemos mucho trabajo que hacer para ayudarles.
