Es hora de reaccionar. Luz roja. Peligro. Los aficionados pericos no podemos limitarnos a las habituales quejas en redes sociales. El RCD Espanyol está enfermo. Hay que ampliar el ‘modo supervivencia’ deportiva a la institución como tal. Quedarnos sentados en el borde de la cama mirando como empeora el enfermo puede ser un acto bondadoso y bien intencionado, pero nunca es garantía de sanación.
El Espanyol, nuestro Espanyol, nos necesita. Los aficionados pericos debemos abandonar los lamentos, excusas y charlas terapéuticas con amigos, para pasar a la acción. Entiendo la pereza de dar cabezazos contra un bunker frio, distante e insensible, pero no veo otra alternativa.
¿Reestructuración total del organigrama del club? ¿Renovación integral de la Institución? ¿Regeneración global de todos los departamentos? ¿Creación de una junta paralela? ¿Constitución de un Senado de oposición y defensa del club? ¿Rescate? ¿Refundación?… Un montón de pensamientos desordenados que
hierven en mi cabeza y me llevan mentalmente desde la ‘Crónica de una muerte anunciada’, que escribiera García Márquez, a la delirante hipocondría de Argán en el ‘Enfermo imaginario’, de Molière.
Un cóctel de impotencia, desilusión, tristeza, rabia y mucha preocupación por un futuro que ya es hoy, y que apunta al peor de los escenarios. El gran responsable, Chen Yansheng. Sus cómplices, todos y cada uno de los empleados con cargo ejecutivo que bajan sumisamente la cabeza ante el destructor, priorizando su nómina a un sentimiento único y maravilloso que lleva generaciones transmitiéndose ‘d’avis a néts en noble nissaga’.
El Espanyol es mucho más que un equipo de fútbol o un puesto de trabajo. Si a los que mandan, o cobran por no hacerlo, se les ha olvidado, ahí deberemos estar los aficionados pericos de buena fe para recordárselo y escenificar públicamente nuestro hartazgo al caos de Chen.
Pericos: Pese a la negada, pero comprobada inacción de ciertos grupos de animación, pese a las presiones del propio club para mantenernos callados, pese a los intentos de apagar nuestras voces aumentando los decibelios de la megafonía, pese a que algunos pseudo amigos nos retiren el saludo, pese a todos los
pesares, ahora debemos ser soldados del sentimiento blanquiazul.
Consecuentemente, nuestra obligación moral es manifestarnos delante de las oficinas del club y llenar las gradas del RCDE Stadium de pancartas y muestras públicas de rechazo a Chen Yansheng, exigiéndole la venta del club e inmediata destitución de su súbdito Mao Ye y demás ineptos que están destrozando el RCD Espanyol. Ser del Espanyol, nunca fue fácil y ahora lo es menos que nunca, pero rendirnos a Chen, no es una opción.