Javier Tebas, presidente de la Liga, sigue levantando polvaredas que solo ensucian. Su afán atroz de protagonismo, tantas veces contraproducente y tantas otras irresponsable, no podía quedarse quieto ante estos días agitados. En vez de callar ante “la rebelión de Catalunya”, Tebas se ha dedicado a especular a viva voz con una Liga “sin el Barcelona y el Espanyol”. En vez de regatear la cuestión con elegancia, el máximo dirigente de la Liga se ha lanzado con tirabuzón a un nuevo charco, aun a sabiendas de salpicar de manera grosera a cualquiera. Incluso a un RCDE que en todo momento se ha decantado por la neutralidad casi a niveles utópicos. Pero nada: al saco… y a saco con el chantaje emocional. Y económico, claro.
Dice Tebas que, en caso de declaración de independencia, citará a los clubes de la Liga, a pesar de creer “que no habrá ruptura inmediata”. Entonces, si ese hipotético proceso será largo o bien no se producirá, ¿para qué abre la boca? Tebas debería ser más respetuoso con las entidades fundadoras de la Liga. Tendría que aceptar, cuando no premiar, la muy escrupulosa postura del Espanyol, hierático en su apuesta deportiva y solo protagonista para exigir desesperados intentos por una concordia complicada. Pero Tebas, ¿qué hace? Pues lo de siempre: renunciar a la grandeza de su cargo y ejercer de inquisidor, solo con propósitos de erosión y de propaganda que deberían ser ajenos a su negociado. Tebas no respeta ni a la competición, ni al Espanyol. A los aficionados ya hace mucho que dejó de tenerlos en cuenta.
Vertiginoso todo por el terremoto político, el contexto no cambia lo esencial para Mr. Chen, que ya ha dejado claro que su apuesta por hacer un Espanyol potente no variará ni un ápice. La incertidumbre máxima del panorama abre interrogantes a los clubes deportivos, es indiscutible. Pero todo indica que la crisis no se resolverá de un día para otro y ya está lo bastante enmarañada. Resulta de una temeridad casi indecente que los pirómanos con cargo del fútbol español azucen el incendio, en vez de esforzarse por tender puentes o vías de diálogo. Con la actualidad tan imprevisible, con los nervios disparados aquí y allá, respeten a los clubes que hacen grande su negocio y paren de esparcir pólvora en los caminos que aún son de encuentro.
Pregunto……
Que ocurre con la Liga del señor Tebas, si el Espanyol cambia su sede fiscal a cualquier población española y mantiene su sede “productiva” en Cornella?