Ha sido una semana movidita para nuestro pobre amiguito Zipi. Todos sus presidentes, por una u otra razón, le salen rana. ¡Cuántos líos! No quiero enumerar el número de delitos de los que son acusados, y algunos condenados, porque parecería un apéndice del Código Penal. Nada más lejos de mi intención. A mi me parece que eso le pasa –a Zipi- por querer representar lo que no es. Y ¡claro! Tanta prepotencia acaba reventando por algún sitio. Los zipitos creen que tienen a Dios agarrado por las barbas y, por lo tanto, patente de corso para hacer lo que les da la gana. Y en Catalunya, sí, hacen lo que quieren. Pero como formamos parte –querida o no, voluntaria o no- del estado español, ahí vive su hermano gemelo Zape, que es aún más prepotente que Zipi y tiene los tentáculos más largos y bien conectados en toda la piel de toro, a excepción de Catalunya. Son listos Zipi y Zape. Cuando convergen sus intereses se ponen inmediatamente de acuerdo y juntan todas sus poderosísimas armas en su propio beneficio, léase derechos televisivos entre otras cosas, como arbitrajes, indultos oportunos, etc. etc.. Pero en cuanto pueden, como ejercicio ruin y cainita, se echan a la yugular cuando sus intereses se confunden. Ahí pierden esa elegancia que nunca han tenido, a pesar de lo mucho que presumen de ella (ya se sabe, club señor y demás zarandajas) y luchan a muerte como bestias en celo frente a la única hembra. Tienen su círculo de poder, su territorio para sus trampas, pero quieren más, Zipi el estado español y Zape, Catalunya. Falsearán contratos, darán comisiones criminales a los intermediarios, arreglarán contubernios con los ayuntamientos respectivos… y cuando el Estado quiere dar un golpe de efecto y hacernos creer que “mandan”, utilizan “el bó i millor” de su brazo armado, que no es otro que el Gran Montoro y sus inspectores, para fastidiarlos. Ya veremos si la sangre llega al río. “Perro no come perro”, dicen en Venezuela. Que Zipi ha cometido delitos, desde luego. Que hay ensañamiento y persecución por parte del estado hacia Zipi, también. Que ahora es Zape el que ríe, por supuesto… Pero ¿quién reirá el último?
¿Y nosotros qué? “Cuando las barbas del vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”. Parece que se acercan malos tiempos para la lírica, incluso la futbolística. Porque aquí o todos blancos, o todos negros. ¿Cuántos equipos deben la intemerata a Hacienda?. Muchos, y nosotros de los primeros. Esta no es la clasificación por puntos de la Liga, donde sí que nos gustaría estar de los primeros, no. Ésta es la peor de las clasificaciones, la de los morosos, y aquí somos punteros. “Doctores tiene la Iglesia, Sancho….”. En eso hay que confiar.
Mientras, vivimos con una cierta indolencia nuestro devenir deportivo. A excepción del Juvenil A que se sale (¿cuántos de estos jugadores acabarán subiendo al primer equipo?), tenemos formaciones más o menos bien colocadas, “les dones van fent”, y nuestros seniors ni bien ni mal sino todo lo contrario. En tierra de nadie, aburriendo (ésto es imperdonable) y sin mejoría momentánea. Hay dos grandes oportunidades. Hemos de jugar contra Zipi y contra Zape y hay que ganarles a los dos. Y hay que conseguir, mínimo, 18 puntos. ¿Se lo propondrán? Y si se lo proponen, ¿lo conseguirán? Tiempo al tiempo.
Endavant les atxes, Espanyol! 2