Hace justo un año, en esta misma columna, hacía balance de los últimos 365 días pericos. Realmente, doce meses después, el estado emocional del planeta perico es radicalmente diferente. Al finalizar el 2015, Dani Sánchez-Llibre aún estaba gestionando la venta del club a Chen Yangsheng. Y fíjense ahora: el danismo ha dejado de tener protagonismo y nos gobierna un multimillonario de la segunda economía mundial. Aunque aún nos queda mucho para ese final feliz. Ejem.
Ya no sufrimos por llegar a fin de mes, ni por pagar el crédito sindicado, ni por la deuda con Hacienda, o a la Seguridad Social, ni por el pago de las nóminas a jugadores y empleados. Lo único que queda son las heridas de una dura época de racionamiento donde la estructura del club se tambaleó de lo lindo, pero sus buenos cimientos se han mantenido en pié, y la integridad y la rebeldía natural del ser perico han quedado intactas.
Chen Yansheng ha soltado la mosca, como se dice popularmente, de una forma que ha superado todas las expectativas. El nuevo mandatario chino del RCDE se ha quedado con más del 99 por ciento de las acciones y ha impuesto la manera oriental de hacer negocios: decir sí no significa estar de acuerdo. Y esto es importante porque Chen ha venido con un plan empresarial en toda regla, y esto incluye no sólo a la economía, si no a la parcela deportiva y a la social. Es decir, los puntales de nuestra existencia como club.
A nivel deportivo, tenemos una plantilla mejor de la que teníamos, es indiscutible. Pero no olvidemos que empezamos el 2016 con Galca en el banquillo después de que se desmantelara la columna vertebral de la misma y Sergio González navegara contra viento y marea hasta ser destituido. Galca no mejoró los números de Sergio… pero eso ya es historia porque por suerte acabamos este año enamorados de Quique Sánchez Flores. Sí, ese que recibe palos por abrazar al enemigo y nos regala poemas de amor en las ruedas de prensa.
A pesar de las virtudes del entrenador y de las buenas piezas de esta pantilla, acabamos el 2016 con una decepción –también hay otra en el terreno social– y una necesidad apremiante. La primera es la eliminación de la Copa del Rey: el alcorconazo. Y, la segunda: hay que reforzar la plantilla y compensarla después de que el mercado de verano no nos dejara margen para ello. Liberar el tope salarial del primer equipo es básico, así que tómense las uvas y después empiecen a firmar cartas de despido.
Señores del consejo: háganlo mejor que nunca que ahora tienen otro patrimonio inmaterial de alto valor: la paciencia. El socio perico la ha tenido esta temporada, es impagable. Lo que no ha salido bien del todo es la grada de animación. Ha resultado un fiasco en toda regla víctima de dos situaciones. Una: la dictadura de la violencia que han querido imponer unos pocos perjudicando a un colectivo que ha sido el pulmón y la referencia de la animación perica. Dos: los errores de cálculo en la creación de la misma por parte de los responsables del club. Así que como propósito de año nuevo sería deseable empezar de cero y recuperar el talante de forma transversal. ¡Qué tengáis una feliz salida y mejor entrada de año 2017!