Boa constrictor para el Espanyol, el Leganés pareció castigar la pésima planificación periquita en el estreno ante la parraoquia. Garitano le pegó un señor baño a Quique y se aplicó en la represión al juego de presión blanquiazul. La primera, sobre David López, y que la subiera un errático Naldo; la segunda, sobre Gerard, enjaulado siempre en un triángulo de rivales. Noqueadas sus dos almas, el RCDE entero se desdibujó a pesar de presentar un once atractivo. La tarde resultó de doble bochorno, y seguro que Mr. Chen solo está acostumbrado al climático. Todo debió quedar claro a los ojos del presidente: los mejores ayer fueron dos jugadores previos a su llegada, un descomunal Pau y un Sergio García con pinta de volverla a armar en cinco jornadas. El cierre del mercado parece tener ya forma de guillotina.
No. No nos pondremos tremendistas, pero pinta este año mucho más complicado de lo augurado. Que el supuesto estancamiento del proyecto (esperamos las respuestas de Yansheng) coincida con la elevación del nivel de los rivales no augura nada bueno para el método científico de QSF, como ya se vio ayer. Baste con ver el nivel de dos de los ascendidos, Girona y Levante, poco que ver con el Granada o el Sporting de antaño. Que al límite de cerrar plantillas siga el equipo con tantos vacíos y aún tan indefinido en las salidas reseca la saliva. Y más si coinciden con desconcertantes casos como el de Javi Puado, que tras una estupenda pretemporada se marcha cedido al Madrid con una opción asequible. Más explicaciones que deben llegar.
Dependiente como parece de sus relaciones con el Madrid, el Espanyol deberá afinar para no deprimir a Quique ni desorientarle más, como pareció ayer, hasta con Melendo de lateral derecho por la no convocatoria de Marc Navarro. Todo lo positivo del Pizjuán se esfumó en una tarde aciaga, y es que la sombra del derbi en el Camp Nou ya proyecta unas malas cuentas para otro mal inicio de Liga. Nada insuperable, pero sí tan fastidioso como desilusionante.
En fin, lo mejor de la tarde, la fiesta de la Fan Zone y, sobre todo, el estremecedor homenaje del club a la ciudad y a las víctimas del atentado de Daesh. Brutal estreno de la Grada Canito, con ese gigantesco y aglutinador escudo de Barcelona, y también muy guapo el tifo de la Juvenil. Y es que, en fin, nada de los sinsentidos de desunión ante lo importante, tan de boga en estos días tan tristes, puede sorprender al socio blanquiazul, esclavo de escaramuzas domésticas desde la gestación de su club. Un perico, como Barcelona, no se rinde. Pero estaría bien que todo el mundo pusiera algo de sentido común.
Postdata: Josep Manel Casanova merece un tributo aún mejor.