La Trilogía del Dólar son tres westerns rodados por Sergio Leone en la década de los 60 bajo los títulos “POR UN PUÑADO DE DOLARES”, “LA MUERTE TENÍA UN PRECIO” y “EL BUENO, EL FEO Y EL MALO”, que no sé por qué el subconsciente me ha relacionado con el RCD Espanyol 2022.
Ni Clint Martinez (el bueno), Wallach Catoira (el feo) y Chen Van Cleef (el malo) están buscando un tesoro oculto en un cementerio, ni el Espanyol es un western, por más que algunos estén siempre preparados para desenfundar su Colt 45. Si llevásemos al actual Espanyol a los escenarios, tal vez encajaría mejor en el Festival de Cine Fantástico y de Terror de Sitges, o en alguna obra de Samuel Beckett donde la realidad se confunde con lo absurdo, y uno sale del teatro sin saber si ha visto un drama o una comedia.
Por unas razones u otras, la vida del perico es una historia interminable a ritmo de thriller psicológico donde el sufrido espectador intenta descubrir quien es el culpable de ese puñetero día de la marmota que le tiene atrapado en el tiempo y le lleva como Norman Bates por rastrojo, preguntándose que he hecho yo para merecer este sinvivir, y pensando que fue de aquel proyecto que el viento se llevó.
Clint Martinez dice sin ruborizarse que no hay apartados, sino jugadores que entrenan aparte; Tuco Catoira que tranquilo todo el mundo que hasta el rabo todo es toro y el mercado no cierra hasta el 31 de agosto; y nuestro Angel Eyes, Chen Van Cleef (“Solo ante el peligro” y “La muerte tenía un precio”) dice que quien quiera ver el poder del dinero que ponga Netflix. Y así estamos, en pretemporada y jugando finales.
El 0 – 0 frente al Nápoles mantiene la incertidumbre y el vaso medio lleno o vacío, según se quiera ver que un potente equipo italiano no ha conseguido ganar a un Espanyol a medio hacer, o admitir que los de Martinez y Catoira no le hacen un gol ni al arco iris, pese a tener al Zarra español en situación de “no apartado”, pero sin participar en nada.
Confío y pido. Confío en Diego Martinez y confio en Domingo Catoira. Me gusta el fondo de lo que pretende el staff deportivo, aunque no entiendo su forma de hacerlo y soy consciente que la lentitud de las incorporaciones ha encendido el semáforo ámbar de la paciencia. Pido al Club, por respeto al aficionado, que la comunicación del Espanyol no sea un homenaje al cine mudo, y pido a Chen que espabile y deje de utilizar al RCD Espanyol como banco de pruebas para nuevos ejecutivos que ni sienten, ni viven ni padecen el día a día del Club, ni les preocupa lo más mínimo el futuro de la Entidad.
Sea cine o teatro, sainete o tragedia, comedia o drama, acción o love story, este Espanyol es un espectáculo que no está resultando demasiado agradable. Como me gusta el buen cine y ya me han contado muchas películas en esta vida, acabo recomendando una joya dirigida por Elia Kazan en 1966 e interpretada por Natalie Wood y Warren Beatty, llamada “ESPLENDOR EN LA HIERBA”. Esta y no otra debe ser la gran película del Espanyol y hacia su consecución deben ir dirigidos todos los esfuerzos, sea quien sea el presidente o propietario.