Ha llegado el momento. Esta tarde comienza la Liga para el Espanyol y aunque la competición se ponga en marcha habrá que asumir que, dadas las últimas incorporaciones, tendremos que esperar algunos partidos para ver consolidado al equipo.
Al respecto de esas últimas incorporaciones me gustaría hacer una reflexión sobre las condiciones de la cesión de Marco Asensio; concretamente a la cláusula que obliga a Sergio a alinearlo un mínimo de partidos. Creo que no es bueno para la gestión cotidiana del vestuario pero, sobre todo, creo que no es bueno para el propio interesado. A mi juicio el Madrid se equivoca al exigir para él una situación de privilegio. La sobreprotección es uno de los males que aquejan a la educación en nuestros tiempos, pero en este caso es especialmente dañina. Sí, como creen los técnicos, Asensio está llamado a destacar en la élite del fútbol en un futuro cercano, una de las lecciones que deberá aprender es que nadie puede mantenerse ahí sin sacrificio y esfuerzo. El talento es imprescindible pero, a la larga, el éxito se consolida a base de trabajo. Por tanto, en mi humilde opinión, lo mejor sería que, como todos los demás, tuviera que ganarse cada minuto que dispute en Primera División y confío en que así lo haga, por su propio bien y por el del grupo.
En cualquier caso con su incorporación, un éxito del club vista la gran cantidad de pretendientes, parece que se ha desvanecido una buena parte de la inquietud que algunos manteníamos respecto a la nueva temporada y se han generado nuevas ilusiones en el espanyolismo.
Ahora que todavía no ha empezado el espectáculo también quisiera decir algo sobre la portería. Casilla era un portero consolidado, cuya mera presencia aportaba seguridad y confianza al equipo y a la grada, en su lugar quedan dos porteros jóvenes, y por tanto sin experiencia, que tendrán por delante la tarea de ganarse esa confianza. No dudo que Pau y Bardi reúnen las condiciones para cubrir la portería del Espanyol, Confío en que si Perarnau y Sergio han decidido que sean ellos es porque están capacitados para la tarea. Pero es un puesto muy exigente, no sólo para las capacidades físicas, sino también para aquellas otras relacionadas con el carácter. Los errores de los porteros se sobredimensionan y se precisa de mucha fuerza mental para sobreponerse a ellos. Por eso creo que debemos ser especialmente sensibles sobre el tema. Este año la grada debe aportarles la confianza y la seguridad que no les da la experiencia. Este es un año para apoyarlos sin fisuras, para no cuestionarlos a las primeras de cambio, para reaccionar con fuerza cuando algo vaya mal ayudándoles a seguir adelante, de manera que dentro de algunos años, cuando estén consolidados, puedan decir que el éxito de su carrera en buena parte se fraguó gracias al apoyo que les dieron los pericos cuando más lo necesitaban.