os han engañado. Por lo menos a mí, que tenía clarísimo que hoy ganaríamos. Hasta me había planteado apostar por el Espanyol. Suerte que no lo he hecho nunca –apostar en fútbol- y por pereza no me movilicé hoy tampoco.
Y confiaba plenamente porque últimamente el equipo nos tenía acostumbrados a salir de las situaciones complicadas. Cuando se llegaba a un momento crucial, a un match-ball, a una final, los pericos sacaban la cabeza. Pero hoy no ha sido así.
Todos los males de este equipo, que hemos arrastrado en diferentes fases de la temporada y que no se han sabido atajar, afloraron en cascada. Nervios atrás, sin ideas, descolocados, atropellados y sin pizca de peligro. Y, como toda la temporada, con una falta flagrante de liderazgo en el terreno de juego. Y sin noticias de un banquillo petrificado. Cuando no está Caicedo nadie parece capacitado para echarse el equipo a la espalda.
Y en lo futbolístico, lo de siempre: en la primera parte no tiramos ni una vez a puerta y la primera ocasión ha llegado en el 23 de la segunda, con un 0-4 en el marcador.
Y a los defectos, como es habitual, se suman las desgracias: el único que aportaba algo de peligro, Hernán Pérez, se lesiona.
El despropósito del partido que empezó con una alineación incomprensible, al dejar al ‘refuerzo’ en el banquillo y alinear a dos jugadores con los que no había contado nada, sobre todo Ciani. Y que acabó con el cambio de Pau por Arla. Un Pau que, por cierto, se llevó la ovación de la grada al saltar al campo.
Gradas vacías, gritos contra los jugadores, pañuelos entre los aficionados… Otra vergüenza más.
Circula una teoría que, si no es cierta, tiene todos los visos de serlo, por la forma en que se hacen, o hacían, las cosas en el Espanyol. La razón de fulminar a Sergio no fue otra que evitar los nervios que, al parecer, empezaba a tener Chen justo antes de cerrar la compra del club. Había que hacer algo; dar un golpe de efecto… y se dio, para asegurar el tiro.
Ahora vivimos en la peor de las anarquías. Con un alarmante vacío de poder. Sin presidente, porque a 10.000 quilómetros poco o nada se puede hacer. Sin consejo, porque un puñado de abogados puede ser un consejo de administración de una empresa pero no de un equipo de fútbol. Y sin director deportivo. Si uno se gira al palco ¿A quién le grita? ¿A quién le exige? Creo que el asesor presidencial, Dani, debería salir a la palestra y asumir responsabilidades. No en vano, cuando presentó a Chen dijo que echaba de menos las ruedas de prensa…
Hace falta que alguien con carisma dé un paso al frente porque si no nos enfilamos al desastre. Con una salvedad. Hasta hace podo decíamos “si nos vamos a Segunda desaparecemos”, ahora diremos, si nos vamos a Segunda, Chen se va a tener que rascar el bolsillo.
Creo que Galca ha dinamitado el poco crédito que tenía y, como ya nos temíamos, esta sera una temporada de tres entrenadores. Los ejecutivos, que ejecuten.