Hace justo una semana tuve el placer de asistir, una vez más, a la tradicional Mongetada que organiza la Penya Espanyolista de Argentona y que preside el buen amigo Jaume Lladó. Más de 200 personas disfrutaron de las excelentes butifarras con mongetes que preparó el entrañable Jordi (Bóli) del Bar de la Plaça. Fue una demostración más de que este evento se ha convertido en referencia de la actividad social de nuestra entidad. Esta celebración y la reunión anual de peñas son dos ejemplos clarísimos de la fuerza social que tiene el Espanyol en toda Catalunya. ¿Se imaginan ustedes que estas reuniones las llevara a cabo (dicho sin segundas) el Bayern de Munich por poner un ejemplo? Estoy convencido que los medios de comunicación públicos y no tan públicos catalanes le dedicarían un enorme espacio.
El activismo social de nuestra entidad es una de las armas más potentes que tenemos para sentirnos arraigados a nuestra tierra y a nuestros colores. Los enemigos son muy potentes, pero nosotros debemos unir fuerzas para hacernos fuertes y resistir todos aquellos gestos destinados a borrarnos del mapa deportivo y social.
El activismo deportivo corresponde a otros y en eso hemos de poner las esperanzas en el trabajo que se está haciendo por parte de Óscar Perarnau, Javier Aguirre y todo su cuerpo técnico. Si la temporada sale razonablemente bien no habrá problemas. Si volvemos a jugar a la ruleta rusa tendremos bronca. Pero para eso ya habrá tiempo. Quiero ser optimista y positivo, que caramba.
Como les decía; cuando nos agreden estamos legitimados a defendernos. Y hay que decirlo alto y claro. Todos a una. Sin fisuras y sin estrategias electorales o cálculos accionariales. En la celebración de la mongetada encontré a faltar a más de uno que critíca en las ondas o fuera de ellas (como por ejemplo en comidas o encuentros con periodistas) a la actual directiva. No es que debamos aceptarlo todo sin un ápice de autocrítica, pero cuando hay intereses superiores que pretenden hacernos daño hay que unirse. Las criticas en casa, como hacen las familias. Y de puertas para afuera un solo ejercito y un único objetivo.