Matías Vargas ya es una realidad. Un refuerzo de lujo conservado con la máxima discreción. Qué bonito es ver cuando se trabaja bien. Sin hacer ruido, sin filtraciones, Vargas cierra su acuerdo lleno de ilusión. En una época donde todo lo que no se publique parece que carezca de valor o importancia. Estamos tan preocupados de recibir likes o felicitaciones que nuestras vidas son enteramente públicas. Pero en un lugar minúsculo de Cornellà y Sant Adrià, hay unos tipos que parecen de otra época. De esos que no pierden tiempo pensando en qué van a publicar para obtener corrientes de opinión favorables. Unos tipos aburridos, sin gracia, que no les gusta salir en los medios de comunicación ni piensan en obtener el beneplácito de la afición. Van por libre pero trabajan como condenados. Invierten todo su tiempo en pensar cómo mejorar este Espanyol y si les queda algo, para sus familias. Una especie en extinción que decidieron apostar por un tal Borja Iglesias pagando la mayor cifra de la historia de la entidad para que, después de tan sólo una temporada, lo puedan vender por tres veces su valor de compra. No nos regalarán frases para nuestro Instagram o Twitter, pero con su sabiduría le van dando valor a ese sentimiento que tú y yo llevamos en lo más profundo de nuestro corazón. La lástima es que mis abuelos no vivieron lo suficiente para deleitarse con el trabajo de Perarnau, Rufete y Tamudo. Lo que tengo claro es que son el ‘trío maravilla’. Vendrán épocas de vacas flacas donde muchos les criticarán, por eso aprovecho los momentos de bonanza para recordar que quién bien trabaja, debe serle reconocido.
No se de donde procederá la siguiente sorpresa, pero lo que ya hemos conseguido entre todos es hacer ‘trending topic’ a Borja Iglesias para que sepa lo mucho que le queremos y cuánto nos encantaría que se quedara. Sea lo que sea, este Espanyol mola mucho. No veo el momento de empezar y por favor, ¡sígannos ilusionando como hasta ahora!
