La semana pasada me preguntaba en esta misma columna de opinión si tenemos algún plan de cara a la política de fichajes y de cara a las aspiraciones deportivas y sociales del próximo año. Y visto lo visto sí que lo tenemos aunque nadie lo esté explicando cómo nos merecemos.
Me explico; deportivamente se está construyendo un equipo en el que las prioridades son que sean gente experimentada, que lleguen libres de otro equipo, que estén bregados para ser un equipo fuerte defensivamente, y que tengan hambre por conseguir objetivos. Si son jóvenes y los podemos vender y sacar rendimiento económico lo haremos; sin son caros se marcharán; si se quieren quedar deberán bajar sus pretensiones; si son jóvenes e inexpertos chuparán banquillo; y si son jóvenes y no trabajan lo suficiente los cederemos. Visto lo visto, repito, es lo que deduzco desde mi más absoluto desconocimiento de los planes de Aguirre y Perarnau.
En el área de promoción y marketing de nuestro club está claro que esperaremos que todos los turistas que visitan la ciudad hayan pasado por el Museo del Barça y comprado su nueva camiseta para presentar la nuestra. Supongo que son cosas de la filantropía. ¿Para qué conocer la nueva camiseta antes de vacaciones? Total, llevará los mismos colores que este año. Les recomiendo que se den un paseo por las Ramblas o por el Paseo de Gracia o por cualquier ciudad turística de nuestro litoral y entenderán de que les hablo los que todavía no lo sepan.
A nivel de comunicación y peso social coincidimos en que si la presentación del entrenador del Bayern de Munich tiene más atención que nuestros fichajes es que tenemos un problema; cuando los principales medios escritos y audiovisuales le dedican más espacio y tiempo a un partido de fútbol sala que a nuestros fichajes es que tenemos un problema; si la Danone Nations Cup tiene el mismo cupo de atención mediática que una final de ajedrez de mi pueblo es que tenemos un problema. Y no por culpa nuestra solamente. Hay algo que falla y que huele mal. Pero bueno siempre nos queda hacer gestos y ceder el estadio para que se celebren partidos amistosos. Para eso llevamos los colores de Roger de Llúria que como todo el mundo sabe fue un marino que derrotó a la flota francesa de Felipe III en la batalla de Les Formigues arruinando así el poder naval de la época.