El otro día me llamó mi padre para decirme que había llegado un sobre del Espanyol. “Ábrelo, será el carnet de socio”. A través del móvil escuchaba cómo desgarraba el sobre. Unos segundos de silencio. “Es mi carnet”. Silencio otra vez. Sé que lo estaba admirando. Sé que estaba leyendo el “Simplemente, gracias” que acompaña este año a ese ‘trozo de plástico’. Sé que estaba mirando los dibujos de momentos únicos e irrepetibles. Sé que estaba pasando la yema de los dedos por encima del cartón. Sé que lo volvió a abrir, que volvió a leer el gracias y que después su vista se centró en ‘La Força de un sentiment’ y sé que sonrió. Y lo sé porque yo hice lo mismo, porque todos lo hicimos. ¿Cuánto nos ha costado eso? Nada. ¿Cuánto vale? Es impagable.
“Hoy en día la gente sabe el precio de todo y el valor de nada”. Voy a tomarle prestada esta frase a Oscar Wilde, que, aún perteneciendo a otro siglo, su frase sigue muy vigente.
Ser perico siempre ha sido algo diferente, algo especial. Detrás de muchas derrotas y un juego mejorable, siempre hemos tenido valores, hemos sido un club familiar, hemos tenido señorío, nos ha movido la ‘Força d’un sentiment’.
Tengo la preocupante sensación que últimamente estamos perdiendo el respeto a la institución, a los jugadores, a los directivos, incluso a nuestros propios consocios. Llegando a niveles de extrema crueldad. Parece que hemos dejado de valorar sentimentalmente el carnet de nuestro club. Veo demasiados pericos tuiteando en tercera persona, no asumiendo que el destino del club es el de todos y que tenemos que ayudarlo en las buenas y en las malas. Incluso parece que disfrutan y celebran cualquiera de las desgracias que nos suceden. Prefieren humillar al Espanyol si con ello consiguen 30 “me gustas” y agrandan un poco más su ego. Veo gente quejarse por todo, queriendo todo gratis y pensando que el club puede vivir del aire.
Y esa sensación no siempre es real, lo sé. Las redes sociales y mucha de la basura que se mueve en ellas no representa al total de socios ni mucho menos. En twitter se reúnen muchos acomplejados, amargados, resentidos o cobardes que detrás de perfiles falsos son capaces de hacer mobbing a cualquiera de nosotros hasta conseguir destruirlo con insultos, mentiras, acoso o burlas, todo vale.
Estos días ha sido Javi, poco antes Víctor, antes Rufete y unos meses atrás Gallego. Aunque también lo han sufrido otros pericos como Sergio, Galca, Collet o hasta el que les escribe. El tema es dar caña a alguien con la máxima crueldad.
Y ustedes me dirán, pero después de la temporada que hemos sufrido, ¿no podemos criticar? Por supuesto que sí, yo soy el primero que he rajado, pero de ahí al acoso hay un enorme trecho. Se puede criticar al club, siempre. Pero siendo constructivo y sin dañarlo. Volvamos a ser un club de Primera, ¡en todos los aspectos!