Quiero creer que este Espanyol hará un buen mes de octubre para salvar los muebles. Quiero creer que los errores groseros que han hecho acto de presencia en cada partido y nos han costado tantos goles en contra desaparecerán. Quiero creer que el míster acabará dando con la tecla y exprimirá al máxima a todos los jugadores. Quiero creer que somos mejores de lo que se ha visto hasta ahora. Quiero creer que no hay intocables y que cuando deba imperar la lógica, así será. Que seremos capaces de alargar nuestros buenos momentos de fútbol. Que dejaremos de ir siempre a remolque y nos durará más el balón. Creo que este parón nos viene como anillo al dedo para hacer un reset y ganar tiempo. Para seguir puliendo aspectos del juego que en verano se quedaron en el tintero y que deben mejorar a marchas forzadas para no meterse en problemas.
La lista es larga. Pero el verbo es creer. Porque no nos queda otra. Eso es así (allá ellos los que quieran hacerse mala sangre nada más empezar). La revolución se quedó a medias, pero empezó, que ya es mucho. Y como bien saben, las cosas no se cambian de un día para otro. ¿Hay tela que cortar? Por supuesto. ¡Mucha! Pero hay mimbres. De verdad lo creo. El once respecto al curso pasado ha mejorado. La plantilla es corta, cierto, pero hay buena materia prima y, pese a la marcha de RDT, sí, hay gol. Y no será por la gran producción ofensiva, pero por ahora la línea atacante es el menor de los problemas de un Espanyol que ante el Valencia dará el pistoletazo de salida a un calendario en el que deberá enmendar, si no quiere hundirse en tierras pantanosas hasta las rodillas, el poco rédito de puntos que ha logrado sacar en las tres primeras fechas del calendario. Con este discurso no piensen que soy poco exigente. Todo lo contrario. Soy de las que piensa que Simo debe ser titular si Cabrera o su pareja de bailes no rinde al nivel esperado. Que Pol Lozano debe tener una oportunidad mientras se pule a Vini tácticamente. Todo mi apoyo a los de la casa y mi denuncia a los que de forma cansina apelan a la edad o a no quemar a los jóvenes. Oigan, rendimiento. Y si nos hemos quedado cortos fichando, demos la alternativa a los nuestros. Quiero creer que así será. Que Diego Martínez sabrá gestionarlo y lograr lo mejor en beneficio del club. Porque como viene dejando claro desde su llegada, la estrella es el equipo. Y el equipo, son todos.
Yo creo. ¿Y vosotros?