Pablo Ramón aterrizó en enero con la vitola de apuesta de futuro y la frustración de arrastrar una lesión que lo dejó inédito. Medio año después, el central mallorquín se entrena sin limitaciones y afronta la pretemporada como un fichaje recién estrenado. Su caso ha pasado casi desapercibido porque el club ha firmado nueve incorporaciones en apenas trece días de mercado, pero lo cierto es que el ex madridista se encuentra, por primera vez, en disposición de debutar de blanquiazul y de alterar el reparto de papeles en la zaga.
El corazón de la defensa lo gobierna Leandro Cabrera, voz de mando y único indiscutible para Manolo González. A su lado compiten tres perfiles distintos. Pablo Ramón, diestro y aún con margen de crecimiento, aporta una salida de balón limpia y una lectura táctica que sedujo a la dirección deportiva en su día. Fernando Calero, ya en su sexta temporada como perico, conserva experiencia y oficio, aunque no termina de librarse de los parones físicos que han frenado su regularidad. Y Miguel Rubio, incorporado cuando todavía planeaba la sombra del descenso, llega al verano con la etiqueta de “cuarto central” pero la ambición de demostrar que su techo está más alto de lo que muchos presuponen. Cabrera es la roca; el resto se juegan la otra plaza, y la pretemporada en Navata dictará sentencia.
Mientras tanto, el club no descarta reforzar la posición si aparece la oportunidad adecuada. El nombre de un viejo y añorado conocido, Marash Kumbulla, sigue apareciendo en las quinielas, aunque la operación es compleja por el alto coste que exige la Roma para desprenderse del albanés. El director deportivo Fran Garagarza fue tajante la última vez que abordó el asunto: “Es falso lo de que haya hecho un movimiento de compra por Marash. No ha existido. Nos ha dado mucho, tiene un valor futbolístico y personal que nos ha impactado a todos. A día de hoy, la opción no es viable. Dentro de dos semanas no sé si lo va a ser. Si invertimos mucho en una posición luego en otra nos va a costar. Eso no quiere decir que en algún momento barajemos la posibilidad. Yo no soy muy optimista de que sea viable”. Con otras palabras: si la Serie A no baja el listón, Cornellà no romperá la hucha.
La prudencia económica tiene explicación. El Espanyol tiene margen económico todavía para acometer fichajes pero se centra en el extremo. Es ahí donde quieren destinar la mayor parte de los recursos, recuerdan desde los despachos. La prioridad pasa por encontrar un socio de banda que complemente a Javi Puado y a Roberto Fernández, y solo un capricho del mercado empujaría a invertir fuerte en el eje de la defensa.
En cualquier caso, Pablo Ramón dispone de una ventana dorada. Con la enfermería vacía y el calendario dibujado -el primer partido oficial, nada menos que ante el Atlético de Madrid, llegará el 17 de agosto en casa-, cada día de entrenamiento se convierte en un examen de estrés para los aspirantes a escoltar a Cabrera. El balear, motivado por el paréntesis de seis meses, trabaja con la certeza de que su futuro inmediato depende más que nunca de su rendimiento y no de los médicos. A sus 24 años, sabe que un verano convincente puede cambiar su carrera y, de paso, aliviar las urgencias de la dirección deportiva.
Manolo González observa la batalla con calma aparente. El técnico gallego valora la fiabilidad y la consistencia, cualidades que espera ver en el verde de Navata y en los amistosos programados: Peralada, Girona, Southampton, Wolfsburgo, Union Berlin y Newcastle examinarán la solidez de la retaguardia. Si Pablo Ramón se impone, el club podría cerrar filas sin acudir al mercado. Si no, el teléfono de Garagarza volverá a sonar en los compases finales de agosto.
Por el momento, la zaga perica apunta a una jerarquía clara con un líder incuestionable y un abanico de aspirantes. El gran reto de Pablo Ramón es convertir la expectativa en realidad, romper el escalafón y llegar al estreno liguero con un sitio reservado junto a Cabrera. La defensa del Espanyol, en pleno reajuste, encuentra así su primer gran relato de la temporada: la recuperación de un central que quiere pasar de promesa a certeza justo cuando el equipo necesita certezas para afianzar su regreso a Primera.
Fuente: AS
