A Pablo Ramón se le nota en la cara y en la voz. Está feliz. Y no es para menos: después de aterrizar en el Espanyol tocado físicamente, el central mallorquín por fin ha podido arrancar una pretemporada desde el primer día, al mismo ritmo que sus compañeros. Y eso, para alguien que venía con la mochila cargada de frustración por no haber podido demostrar su fútbol, es un mundo.
“Muy contento de comenzar la pretemporada con el primer equipo, de estar al mismo ritmo y poder completar los entrenamientos, feliz de poder empezar y con muchas ganas”, declara el defensa a los medios oficiales del club, con esa mezcla de alivio y motivación que desprende quien lleva tiempo esperando su oportunidad.
El primer test serio llegó ante el Peralada, en el debut veraniego de los de Manolo González. Y para Pablo, que pudo disputar íntegra una mitad, el partido tuvo un sabor muy especial: “Contento de poder completar 45 minutos, hacía la vida que no los jugaba”. “Me sentí bien, aunque aún nos falta ritmo a todos, falta esa gasolina que vamos cogiendo cada día con los entrenos, muy feliz de poder jugar cada partido y ya pensando en el de mañana” -se refería, claro, al duelo ante el Girona por la final de la Copa Catalunya-.
Pese a que el curso ni siquiera ha arrancado oficialmente, Pablo Ramón no esconde que ve algo especial en este grupo. Y lo verbaliza sin rodeos: “Creo personalmente que va a ser una temporada muy bonita, hemos formado un gran grupo, de grandes personas, hay mucho nivel, y creo que este año vamos a hacer grandes cosas partiendo de la base que sabemos cuál es nuestro objetivo”. Y lo repite: “Creo que este año va a ser muy bonito”.
Pero no se le va la pinza. Sabe que esto es largo y complicado, y que la hoja de ruta tiene que estar muy clara desde el principio. “Está claro, al final no tienes que mirar tres semanas adelante, has de mirar partido a partido”, advierte. Y añade algo que, aunque suene a tópico, cobra mucho sentido en boca de alguien que ha pasado por un parón forzado: “El objetivo es claro que parte de la base de la permanencia y después mirar más allá, hay que tener esa ambición de hacer grandes cosas y quién sabe”.
Los entrenamientos, según cuenta, van por buen camino. Mucho ritmo, mucha intensidad y muchas ganas de arrancar de una vez por todas. “Se nota que el equipo tiene hambre, tiene ganas de empezar ya, de hacer un gran año, que empieza ya el momento de poder jugar partidos de Liga y demostrar de qué está hecho”, resume.
Pero antes de que llegue el estreno liguero, hay un pequeño título en juego. El Espanyol se mide al Girona en la final de la Copa Catalunya, y para Pablo no es ni mucho menos un partido menor. “Una oportunidad, nos estamos jugando un título”, avisa. “El equipo saldrá a ganar como en todos los partidos, tenemos que dar ese nivel que tenemos todos, partir de la base del trabajo, de exigirnos al máximo, y creo que nos llevaremos ese título”.