El Espanyol ganó 0-2 al Oviedo en el Tartiere y se vuelve con 15 puntos y una sonrisa de esas que no sobran. Pere Milla, que firmó el segundo, lo resumió a su manera, sin florituras: “Contento por ganar fuera de casa, tres puntitos importantes en un campo complicado este del Oviedo, tres puntos que se van a Barcelona”. Poco más que añadir: mensaje directo y los puntos a la mochila.
La jugada que congeló el estadio
El 0-1 llegó con suspense. Minutos de revisión, nervios y ese murmullo que conocemos todos. Pere lo contó sin dramatismos: “Estaba claro que era gol pero miraban si era fuera de juego, ha estado mucho tiempo parado pero así es el fútbol de hoy en día”. Pese a la espera el tanto subió y abrió la puerta del triunfo.
Autocrítica por el cabezazo que se fue
No todo fueron palmaditas. A Milla le salió el ramalazo competitivo cuando recordó el testarazo que se marchó: “Me daba mucha rabia porque la pelota ha de ir entre los tres palos, que te la pare el portero. No se me puede ir ese cabezazo fuera. Al final hemos metido un gol un poco raro, pero contentos por Kike, feliz”.
Un gesto que dice mucho: Jordi Sabaté en la celebración
El detalle humano de la noche lo puso la dedicatoria. Pere no se olvidó de Jordi Sabaté, la voz que no se rinde en la lucha contra la ELA: “Me lo pidió el otro día que coincidimos en el AVE, espero que lo haya celebrado con todos nosotros también”.
Sin fuegos artificiales: paso a paso
Cuando le tiraron de la lengua con los objetivos, Milla pisó freno. Nada de vender humo, nada de pancartas en octubre: “No nos podemos confundir, hay que ir poquito a poco, hay que intentar sumar de tres cada partido, hay que descansar y el próximo partido a sumar de tres, poc a poc i bona lletra que es diu”. Manual de supervivencia en una Liga que no perdona: acumular de tres en tres y que hablen otros.
