El 33è Aplec de Penyes del RCD Espanyol, celebrado este domingo en La Roca del Vallès, dejó uno de los momentos más significativos del fin de semana blanquiazul con el pregón a cargo de Pol Lozano. En un contexto institucional agitado y con parte de la masa social cuestionando la fidelidad de algunos futbolistas al escudo, el centrocampista de Sant Quirze del Vallès ofreció un discurso cargado de simbolismo, compromiso y emoción, reivindicando públicamente su arraigo al club.
Lejos de limitarse a un mensaje protocolario, Pol transmitió con naturalidad y honestidad lo que significa para él formar parte del Espanyol. “Es un honor estar con vosotros en este Aplec. Es cierto que cuando se me dijo que sería yo quien abriese esta fiesta sentí mezcla de orgullo, responsabilidad sobre todo y una gran emoción, ya que estoy aquí como canterano, jugador del equipo pero también colaborador de la peña”, comenzó diciendo ante una audiencia entregada.
En su intervención, el joven centrocampista blanquiazil recordó sus orígenes en la Dani Jarque y subrayó la importancia que ha tenido el club en su vida, tanto a nivel deportivo como personal. “Me siento como en casa, el Espanyol me lo ha dado todo. Es el lugar donde he crecido desde pequeño, formándome como futbolista pero también como persona. Recuerdo cuando entré en la Dani Jarque con seis años, con el sueño de llegar al primer equipo, llegando al alto nivel profesional vistiendo esta camiseta, con este escudo; llevar este escudo en el pecho cada día, representarlo cada semana, es un honor, y sobre todo este año en que he entrado en la capitanía, es un honor y un premio por el trabajo que he hecho estos años que he estado en este equipo”.
Pol también aprovechó la ocasión para explicar su implicación con la Penya Blanc-i-blava, una colaboración que considera una prolongación natural de los valores adquiridos en su trayectoria formativa en el club. “Los sueños se hacen realidad cuando se trabaja con corazón y valores, y precisamente por eso este año he comenzado a colaborar con el club de fútbol de la Penya Blanc-i-blava, sobre todo con el primer equipo. Es un lugar donde se forman jóvenes futbolistas. Para mí, como he vivido todos estos años en la Dani Jarque, valoro mucho los valores del respeto, el esfuerzo y la humildad, y sobre todo esa presencia de los chicos jóvenes. Creo que es la manera de transmitir a las nuevas generaciones esta manera de entender el deporte”.
Pol también tuvo palabras de agradecimiento hacia la peña que le ha abierto sus puertas. “Quería dar las gracias a la Penya Blanc-i-blava por dejarme entrar en su pequeña familia y poder formar parte”.
Para cerrar su pregón, 1uiso lanzar un mensaje de reconocimiento hacia la afición, poniendo en valor el papel fundamental de las peñas en la vida del club. “Las peñas y toda la afición que estáis aquí sois el alma del club, nos impulsáis a dar siempre lo mejor y hacéis que este club esté vivo, y creo que está más vivo que nunca”.
Finalmente, expresó el deseo compartido por todos los estamentos del espanyolismo: recuperar la estabilidad y encarar el futuro con mayor serenidad. “Seguro que entre todos conseguimos, o al menos intentamos, que la temporada próxima sea más tranquila”.
El pregón de Pol Lozano fue, en definitiva, un ejercicio de pertenencia, convicción y responsabilidad. En tiempos donde el compromiso se pone en duda con demasiada facilidad, su voz se alzó como la de un futbolista que no sólo juega para el Espanyol, sino que también lo siente.
